Quizás nunca se sabrá a ciencia cierta si George Reeves fue asesinado o se suicido. Lo que si sé es que después de ver Hollywoodland no me importa en absoluto. Ese es el gran problema de la película, que se mueve torpemente entre el biopic de George Reeves y la investigación detectivesca de su muerte. El director parece que quiere establecer paralelismos constantes entre los protagonistas de la historia ( fracaso en relaciones familiares y en su profesión, busqueda desesperada de fama y/o reconocimiento ) pero lo hace de forma abrupta, con trazo grueso, de modo que uno no consigue interesarse nunca del todo y finalmente cae en el tedio más absoluto.

Por otro lado el film también naufraga en cuanto a reflejar una época y un lugar, si estamos viendo Hollywoodland que menos que mostrar el ambiente decadente del mundo del cine y no limitarse a dar dos pinceladas que situen la acción.

La suerte para la película es que sus dos actores principales, un sorprendente Ben Affleck y Adrien Brody defienden de maravilla un guión plano y dotan de algo de vida a una película que, con otros actores, hubiera pasado de ser mediocre a ser un auténtico desastre.