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Voto de LennyNero:
7
7,2
9.108
Drama. Intriga. Thriller
Hye-ia es una madre soltera. Do-Joon, su hijo de 27 años, es tan ingenuo e inmaduro que sigue dependiendo de ella. Su conducta es estúpida o simplemente peligrosa. Es una constante fuente de preocupación para todos. Un día, aparece una joven muerta en un edificio abandonado y Do-joon es acusado de su muerte. Seleccionada por Corea del Sur como candidada al Oscar 2010 en la categoría de película de habla no inglesa. (FILMAFFINITY)
22 de octubre de 2009
64 de 71 usuarios han encontrado esta crítica útil
La imposibilidad de alcanzar un objetivo. Este podría ser el leiv motiv de la nueva película de Bong Joon-Ho, un lema que parece repetirse durante toda su filmografía. La meta de sus personajes es evidentemente distante, pasando por la búsqueda del amor como fórmula redentoria en Barking dogs never bite, a la caza imposible de un criminal en Memories of murder o la salvación de la institución familiar en The Host. Es en esta búsqueda donde siempre se halla implícita la crítica a una sociedad coreana que bajo la apariencia de una cierta “normalidad”, no acaba de asumir su condición de híbrido cultural entre la asimilación impuesta del mundo occidental y una tradición propia demasiado expuesta a los vaivenes histórico- políticos.
Es por ello que en cierto momento Mother, puede tener un cierto regusto a dejâ vù, a historia repetitiva y sin nada que aportar a la producción del cineasta coreano. No obstante, a pesar de sus aparentes similitudes argumentales con Memories of murder (ambas centradas en una investigación criminal), este es un film que nos habla de ese extraño vínculo familiar que se establece entre madres e hijos. Una relación que siempre suele ir acompañada del término amor, pero también de la palabra dependencia y, más a menudo de lo que parece, podría asociarse con un estado próximo a la ceguera.
Ambientada en una zona rural de Corea, el clima opresivo del provincianismo junto a la constante presencia de un clima y un paisaje marcado por las tonalidades grises y una cierta hostilidad pasiva conforman un panorama donde la opción de escape de las pequeñas mezquindades cotidianas es nula. Es un mundo construido a partir de detalles aparentemente nimios que juntos acaban por conformar una prisión donde la inocencia no tiene ninguna opción de salida. Una condición representada por un personaje, el del hijo, que se debate entre la pureza de su simpleza y la incapacidad de asumir lo terrible de los actos que comete.
En medio de este panorama se alza la figura de la madre. Una mujer denostada, maltratada por la vida, cuya supervivencia se fundamenta esencialmente en la relación materno-filial. Bajo la apariencia de la sobreprotección maternal se esconde algo más oscuro, un sutil complejo de Agripina que se manifiesta en el deseo casi incestuoso de determinar cada paso y, al mismo tiempo desmentir cualquier mala acción, de su hijo. Una actitud que desembocará en una lucha desesperada, desprovista eso sí de toda épica, por demostrar la inocencia de su hijo ante la acusación y encarcelamiento por asesinato. (sigue en spoiler)
Es por ello que en cierto momento Mother, puede tener un cierto regusto a dejâ vù, a historia repetitiva y sin nada que aportar a la producción del cineasta coreano. No obstante, a pesar de sus aparentes similitudes argumentales con Memories of murder (ambas centradas en una investigación criminal), este es un film que nos habla de ese extraño vínculo familiar que se establece entre madres e hijos. Una relación que siempre suele ir acompañada del término amor, pero también de la palabra dependencia y, más a menudo de lo que parece, podría asociarse con un estado próximo a la ceguera.
Ambientada en una zona rural de Corea, el clima opresivo del provincianismo junto a la constante presencia de un clima y un paisaje marcado por las tonalidades grises y una cierta hostilidad pasiva conforman un panorama donde la opción de escape de las pequeñas mezquindades cotidianas es nula. Es un mundo construido a partir de detalles aparentemente nimios que juntos acaban por conformar una prisión donde la inocencia no tiene ninguna opción de salida. Una condición representada por un personaje, el del hijo, que se debate entre la pureza de su simpleza y la incapacidad de asumir lo terrible de los actos que comete.
En medio de este panorama se alza la figura de la madre. Una mujer denostada, maltratada por la vida, cuya supervivencia se fundamenta esencialmente en la relación materno-filial. Bajo la apariencia de la sobreprotección maternal se esconde algo más oscuro, un sutil complejo de Agripina que se manifiesta en el deseo casi incestuoso de determinar cada paso y, al mismo tiempo desmentir cualquier mala acción, de su hijo. Una actitud que desembocará en una lucha desesperada, desprovista eso sí de toda épica, por demostrar la inocencia de su hijo ante la acusación y encarcelamiento por asesinato. (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Es en este momento donde el film transita por los caminos del relato coral. Aunque a diferencia de Altman o Paul Thomas Anderson no asistimos a un mosaico viviente dibujado al son del relevo de cámara, sino que todos los aspectos que se retratan parten de la visión subjetiva de la madre. Una mirada que, a pesar de mostrar los aspectos más desagradables de una sociedad encerrada en sus pequeños vicios y miserias, no debemos olvidar que está claramente enturbiada por el dolor y por un deseo de revancha contra todos los que ella considera que la han sumergido en su situación de desamparo.
Con un tratamiento temático y visual que por momentos parece acercarse más al cine de Lee Chang-Dong, tanto por su obsesivo seguimiento de su personaje principal como por una cierta tendencia a la exageración dramática, la película transcurre por lo que parece un híbrido entre el thriller policiaco convencional y lo que parece un drama basado en la crítica social. Sin embargo, es en los pequeños detalles donde esta combinación se va deshaciendo entrando en el terreno del cine más personal de Bong Joon-Ho. La lluvia, la violencia inexplicable, asoladora y desesperada, las miradas cómplices con silencios significativos, pero sobre todo ese elemento inesperado que en esta ocasión flota durante todo el metraje para caer como una losa.
Una resolución que cierra la trama en falso dando pie a una discusión de carácter moral sobre donde están los límites entre el amor y la ética. Un film que inquiere de forma precisa sobre las falsas apariencias y que hace planear sobre todos los personajes la sombra de esa zona gris que esconde toda alma. Un despiadado retrato de la condición humana, donde cada acto de bondad tiene un precio, donde los lobos se disfrazan de corderos y donde la esperanza queda reducida a unas arrugas en la piel repletas de polvo, un desguace incendiado, una fría prisión de compartimentos estancos, a un páramo donde todo queda reducido a la redención por el olvido, donde una vida humana cuesta un baile de despedida y la felicidad se reduce a la ignorancia.
Con un tratamiento temático y visual que por momentos parece acercarse más al cine de Lee Chang-Dong, tanto por su obsesivo seguimiento de su personaje principal como por una cierta tendencia a la exageración dramática, la película transcurre por lo que parece un híbrido entre el thriller policiaco convencional y lo que parece un drama basado en la crítica social. Sin embargo, es en los pequeños detalles donde esta combinación se va deshaciendo entrando en el terreno del cine más personal de Bong Joon-Ho. La lluvia, la violencia inexplicable, asoladora y desesperada, las miradas cómplices con silencios significativos, pero sobre todo ese elemento inesperado que en esta ocasión flota durante todo el metraje para caer como una losa.
Una resolución que cierra la trama en falso dando pie a una discusión de carácter moral sobre donde están los límites entre el amor y la ética. Un film que inquiere de forma precisa sobre las falsas apariencias y que hace planear sobre todos los personajes la sombra de esa zona gris que esconde toda alma. Un despiadado retrato de la condición humana, donde cada acto de bondad tiene un precio, donde los lobos se disfrazan de corderos y donde la esperanza queda reducida a unas arrugas en la piel repletas de polvo, un desguace incendiado, una fría prisión de compartimentos estancos, a un páramo donde todo queda reducido a la redención por el olvido, donde una vida humana cuesta un baile de despedida y la felicidad se reduce a la ignorancia.