Haz click aquí para copiar la URL
España España · huelva
Voto de granon:
7
Cine negro. Drama. Romance. Thriller Estados Unidos, Ley Seca (1920-1933). El padrastro de una bonita chica pertenece a una banda de traficantes de alcohol. Ella está enamorada de un atractivo joven que trabaja en una caseta de feria de tiro al blanco y desea casarse con él, pero como no tienen dinero, se le ocurre la idea de introducir a su novio en los negocios de su padrastro, sin saber que se trata de una banda criminal. A causa de una jugarreta de su padrastro, la ... [+]
19 de noviembre de 2005
36 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las calles de la ciudad es una cinta extraña, peculiar en el cine de principio de la década de los 30 y del mismo género negro que empezaba a despuntar en unos años presididos por los duros efectos de la gran depresión.
Si en algo destaca Las calles de la ciudad frente al cine de su época es en la agilidad, que hace que la película pueda sortear con admirable sentido del ritmo, los clichés y defectos que la irrupción del sonoro provocó. Gran merito de esa inusual velocidad y ligereza cinematográfica se debe a la labor de Rouben Mamoulian, un hombre proveniente del teatro donde tuvo importantes exitos en Broadway y que fue contratado para dar consistencia a las secuencias dialogadas de las primeras películas sonora, pero Mamoulian, sorprendentemente quizás por su cultura amplísima (era un emigrante ruso procedente de una familia acomodada y estudió en las mejores universidades europea) desarrolla múltiples e imaginativas ideas visuales que otorga a Las calles de la ciudad ese sabor a buen cine de siempre.
Desde el inicio, casi documentalista, sobre la fabricación del alcohol clandestino y apoyado en múltiples insertos y simbolismo, Mamoulian parece querer desmostrar que el cine es sobre todo imagen y que el sonoro no puede o no deber entubiar el predominio de visual sobre la palabra. El director de Sangre y Arenas juega con el invento cinematográfico huyendo de todo el academicismo y fijeza de esas primeras películas sonoras. Incluso se permite el lujo de intentar innovaciones técnicas de gran interés para el futuro(el monologo interior que se hace por primera vez en cine en la escena de la cárcel).
Fruto de esa fluidez narrativa, donde la metaforas, elipsis e ideas visuales juega un papel relevante, la película alcanza un desarrollo muy moderno e igualmente intenso. La trama es desarrollada con soltura y la tensión va subiendo escena a escena ; en ese sentido el final frenético y desarrollado a gran velocidad tanto material como formal es fiel reflejo del interés de Mamoulian de dotar a Las calles de la ciudad de un gran sentido visual , algo que al principio por los antecedentes teatrales del director podía ser puesto en duda.
Las calles de la ciudad es una película dinámica, rápida , concisa una especie de sinfonía, de musical que curiosamente no tiene música de fondo, donde la camara en sus movimientos y el ritmo casi jazzístico de sus secuencias inventan una nueva forma de hacer cine.
granon
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow