'Crepúsculo rojo' es absolutamente infumable. Ni siquiera la presencia de la gran actriz (aquí no, porque con ese guión no se puede hacer nada), Marisa Paredes, salva la función. Cuando se ha visto tanto cine, el cerebro detecta enseguida lo que merece la pena y lo que no, así que no puedo contar mucho de qué va, si es que va de algo.

Mucho más interesante que lo que aparecía en pantalla era tratar de adivinar lo que estaría soñando la chica de delante, u observar el caminar del mayor número de espectadores que quien esto escribe ha visto salir (huir) de una sala de cine.