Cuando nos acostumbramos a navegar por la televisión patria entre series nacionales de comedia cada vez más absurdas y series extranjeras cortadas todas por el mismo patrón, básicamente de equipos policiales/forenses, cuando nos llega algo novedoso se nos ilumina la cara y tendemos a sobrevalorar. Y creo que esto es lo que ocurre con esta serie.

Con un argumento de lo más simplón (grupo de atracadores no violentos infalibles versus nuevo poli crack en la ciudad) y un desarrollo más simplón todavía (entre casualidades, bombillas repentinamente encendidas sobre la cabeza y muchos detalles dejados al azar se levanta una montaña) nos quedamos bastante conformados pues, al menos, es algo diferente.

Eso sí, es sana, libre de violencia o tacos gratuitos, bien interpretada (bueno, alguno chirría, como el Roelas) y medianamente entretenida.

Y un desperdicio, sí, porque lo que se inició de forma muy interesante en el primer capítulo acabó por hacerse un poco repetitivo en los siguientes. Según se comenta, se aglutinaron 5 capítulos en 1 para darle un más temprano final a la serie por falta de audiencia (¡cuán poca paciencia estos directivos, incluso en la tv pública!), una pena, porque podría haber dado mucho más de sí quitando algo de relleno y no precipitando tanto el final.