Película sencilla y honesta, que ha supuesto un pequeño descubrimiento para un servidor, Un bonita historia que llega a emocionar, pero sin embargo no manipula al espectador y tampoco peca de ambiciosa. Más bien diría que la intención de la directora es que lleguemos a atravesar los muros del colegio y veamos la convivencia real de este grupo de mujeres.

De este modo, nos adentramos en un colegio feménino dirigido por una comunidad de monjas, todas peculiares e identificables desde el inicio por sus características y modo de pensar, de tal forma que llegan a tener un punto entrañable. Me ha gustado especialmente como la película presenta mujeres de diferente rango de edad (alumnas, profesoras, superiora), sin embargo, todas tienen algo en común, y es que deben adaptarse a los cambios y conflictos que va presentando la propia existencia, Como la música ayuda a canalizar y calmar todas esas emociones. En este sentido, el telón de fondo musical no puede ser más acertado.

Unas monjas que deben adaptarse a los cambios sociales, aunque reticentes en un inicio, porque ya sabemos que la religión tiene unos valores muy marcados y casi inamovibles, pero la propia vida les lleva a dar un paso adelante.

En definitiva, una cinta que no es grandiosa, pero sí entrañable y donde la música ocupa un lugar básico en la trama y se usa de un modo muy acertado para complementar a los personajes.

Lo mejor: la pintoresca comunidad de hermanas.
Lo peor: está destinada a ser una hermana pequeña de otras cintas similares.