Peter Mullan es un gran actor que encaja perfectamente en el papel que dirige Jake Gavin. Otra cosa es la historia que cuenta... el paso del tiempo, los olvidos, sus encuentros, el viaje que en sí resulta un destino.

Una película de nostalgias, de vivencias del pasado, de anclajes, donde la evolución personal pasa por los recuerdos donde muchos viven apostados, sin capacidad de avance, sin expectativas.

Existe en ella mucha tristeza; también exceso en el renombre del fracaso personal, ese que te ha impedido progresar... da igual hacia donde.

La nostalgia siempre viene con un plus de tristeza, y HECTOR es triste porque se aloja en esos lugares maravillosamente cinematográficos, siempre carentes de felicidad. No existe esperanza en ella.

Deliciosa banda sonora.

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