Resulta insólito que quien mejor ha sabido recoger y plasmar el espíritu de Gene Rodenberry no pertenezca a la saga Star Trek, eso solo quiere decir una cosa: el mundo se ha vuelto loco y ahora lo dirigen gilipollas. Una pena.
The Orville me ha salvado de la profunda depresión que me había causado Star Trek Discovery, el producto más aberrante y degenerado que ha producido esta marca. MacFarlane ha conseguido algo extraordinariamente difícil; unir en un producto profundamente personal el estilo de la serie original con la tripulación de NG y la candidez de la serie de dibujos animados, y todo ello en tono francamente gamberro. Los guiones están bien escritos y recogen ideas de actualidad social y filosófica, siguiendo la línea del mejor Star Trek. El humor lo impregna todo, se ríe de todo y te arranca una risa o una sonrisa constantemente. La fotografía es luminosa e inspira un escenario optimista y despreocupado. Los efectos especiales están bastante bien, son suficientes, podrían estar más trabajados, pero entonces desvirtuarían el lenguaje cinematográfico de base. La interpretación es bastante buena y todos los personajes son coherentes y claramente identificables.
Es anómalo que una nueva serie de Star Trek comience con episodios tan bien escritos que cautiven desde el primer momento. The Orville lo ha conseguido.
Querido Seth, muchas gracias por este regalo que nos has hecho a todos los trekkies que habíamos perdido ya la esperanza de volver a disfrutar del espíritu de Star Trek. Gracias por salvarnos.