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España España · Zaragoza
Voto de Juan Solo:
10
Una carta a Elia
2010 Estados Unidos
Documental, Intervenciones de: Elia Kazan
7,3
492
Documental Documental en el que Martin Scorsese, con la ayuda del crítico Kent Jones, evoca su infancia y juventud en el barrio neoyorquino de la "Little Italy" a través de las películas de Elia Kazan. Fue presentado en el Festival de Venecia 2010. (FILMAFFINITY)
30 de noviembre de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Impagable la incursión estos últimos años del maestro Scorsese en el género documental redescubriendo y haciéndonos redescubrir lo mejor del cine y de la música norteamericana del siglo pasado. En “Una carta para Elia”, el autor de “Uno de los nuestros” se acerca a la figura del controvertido Elia Kazan, uno de los directores que influyó de manera más notable en su carrera, y con el que además se sentía plenamente identificado al compartir ambos la condición de descendientes de inmigrantes europeos en América.

Hablar de Elia Kazan supone evidentemente mucho más que hablar de un gran director y de sus películas. Es también hablar de una época oscura como aquella en la que se desarrolló la conocida Caza de Brujas, es hablar de delación y de heridas que nunca pudieron llegar a cicatrizar bien. Hubiese sido muy fácil caer en la tentación de glosar una semblanza del director partiendo del episodio que estigmatizó su vida y su carrera. Scorsese alude a él sólo en un par de ocasiones y de manera sutil, sin siquiera emplear términos como “traición” o “chivato”. Se centra exclusivamente en la relación que mantuvo con sus películas “con las que crecí y que crecieron conmigo”, explicándonos la forma en que le marcaron no sólo a nivel profesional sino también a nivel personal y vital.

Resulta emocionante también la forma en que Scorsese narra su primer encuentro con Kazan después de estudiar toda su obra, el cómo se hicieron amigos y al final veían películas juntos y el uno daba su sincera opinión de los diferentes trabajos del otro, fuese ésta buena o mala. Emociona igualmente el momento en el que el italoamericano describe la sensación tan especial que sintió el día en el que entregó a su amigo el Oscar honorífico que la Academia de Hollywood le concedió poco antes de morir, en un teatro en el que media plantea ni se molestó en levantar a aplaudir al homenajeado.

Después de ver un documental como éste dan ganas de lanzarse de cabeza a la videoteca a revisar obras como “La ley del silencio” o “Al este del Edén”. Es tal la pasión y la vehemencia con la que las defiende alguien por cuyas venas no parece correr sangre sino metros de celuloide que es imposible no caer en la tentación de hacerlo. Algún día, alguien debería escribir a Martin Scorsese una carta como ésta, dándole las gracias por su cine, por sus películas. O simplemente por existir.
Juan Solo
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