Película de afroamericanos de Atlanta, Georgia, (USA) orientada para gente de religión evangélica de USA y otras partes de Latinoamérica como por ejemplo República Dominicana, etc., donde hay muchísimas iglesias evangélicas de todo tipo, con un argumento muy al caso: cuenta la historia de un Predicador evangélico al frente de una iglesia, que tiene una preciosa hija que es la solista del coro con una voz prodigiosa.

Ahora bien, a la muchacha le llama o atrae el mundo que hay más allás de las restricciones que le pone su religión cristiana, por ejemplo ve demasiado añejas recomendaciones religiosas como esa de tiene las mujeres evangélicas de cuando se visten con falda que ésta prenda siempre esté un centrímetro por debajo de las rodillas. Ella, como mujer joven y bonita, gusta de lucir su cuerpo primaveral y darle gozo, de experimentar lo prohibido y salir de los límites que le impone por sabiduría y prospectiva su propia iglesia y padre. Por esto le comenta a una amiga, en un momento del filme: "Estoy harta de la iglesia, ¿sabes? (...) Tú ya me entiendes, la iglesia es mi vida, pero sé que hay mucho más ahí fuera, y me lo estoy perdiendo."

Entonces, ella vivirá en sus propias carnes la famosa parábola del evangelista san Lucas, "El hijo pródigo" (Lc 15, 11-32), y atraida por el mundo se alejará de la casa de su padre, de su propia casa, para echarse en manos del libertinaje, las malas compañías, el sexo, incluso algo de drogas, y la falta de dignidad y de respeto por su propio cuerpo. En este tiempo de alejamiento de su padre y de Dios, aprenderá que "la mayoría de los chicos cristianos se gastan una pasta en películas porno" y se enamorará de "un chico malo que ama al Señor", o mejor dicho que "supuestamente ama al Señor".

La protagonista completará su ciclo como el Hijo Pródigo del texto de san Lucas, cosa que cuento porque como hoy en día y gracias al sistema educativo implantado en España desde que los socialistas llegaron al poder en 1982, ya casi nadie sabe nada de religión, pues obviamente a la mayoría de los que puedan leer esta crítica, eso del "Hijo Pródigo" les sonará a chino, a hebreo o a palestino, pero casi seguro que ya muy pocos saben de que va.

Es una película bonita, la protagonista "LeToya Luckett" muy agradable de ver y en fin aunque no sea un producto de mucha calidad, al menos constituye una enseñanza deneral que toma su referencia principal en aquello que nos transmite el Nuevo Testamento o el cristianismo, por lo tanto sirve de buen aprendizaje para la vida con su moraleja existencial, además se disfruta oyendo canciones de estilo afroamericano y también observando una lúcida fotografía.