Entretenida y desenfadada comedia dirigida con muy buena mano por P. Lazaga para componer una trama alborotada, risueña y divertida, en su sencillez.
Con aires de astracán y voluntad de cine negro, la historia discurre con inusitada fluidez y hace gala de un dinamismo extraordinario.
T. Leblanc cumple con su esperado papel de deliberado y entrañable histrionismo mientras que M.G. Bur aporta su circunspecto y tímido ademán. Por su parte M. Garcés proporciona aplomo, contundencia y convicción.
La narración está muy bien estructurada, su capacidad de fabulación es francamente buena y posee numerosos detalles que denotan la maestría del director.