Con un uso estupendo y un aprovechamiento de medios escasos, la película que nos ocupa logra su cometido más que decentemente, el de asustar. Una pareja joven, la estupenda Mia Kirshner y el rarillo Stahl, son víctima de un acosador que instala cámaras en su casa, en el trabajo de él, en el despertador, en el coche... En todos sitios, vamos. De pronto, tras una discusión, ella desaparece. Y el resto de la peli relata el infierno de él tratando de comprender qué ha pasado.
Escalofriante la sensación de poder estar siendo observado sin coscarnos de nada.
Un acierto.
Lo mejor: Ella y el uso de las cámaras, fresco, innovador y más que aprovechado en una época en la que el falso documental como vía de expresión parece ir superando obstáculos, no siempre, todo sea dicho. El gato impostor, momento de premio.
Lo peor: Para consumo rápido y fugaz olvido.