No se si será que me estoy haciendo viejo o qué, el caso es que cada vez paso más de espectáculos huecos tipo....(aplíquese cada uno la que quiera) y disfruto viendo historias reales con mayúsculas como Malas Temporadas. ¿Quién no ha sentido alguna vez lo que siente ese ¡adolescente! de 13 años o su madre en su trabajo?. Imposible no sentir empatía por la vida de Carlos o la frustración del personaje de Leonor Watling, ¿de verdad a nadie le interesan las penalidades y las historias que hay detras de un generalmente llamado inmigrante? (o sea una persona como tú y como yo). Lejos de caer en el sentimentalismo barato y los tópicos abundantes en teleseries y cine nacional, Martín Cuenca muestra sus minihistorias reales como la vida misma. Si la mayoría de los integrantes del "negocio" del cine en España se dedicasen a buscar buenas ideas como la que hoy nos ocupa (también su anterior "La flaqueza del bolchevique"), otro gallo les cantaría. Por suerte o por desgracia, disfruto de ver que hay gente que tiene una visión de la vida similar a la mía y eso, quieran o no consuela. Por supuesto, no esperen un "señor de los anillos" ni demás videojuegos filmados en 35mm., ésta solo es una pequeña porción de vida muy bien reflejada, uds. deciden si siguen con sus "evasiones particulares" a la misma.

PD: Si ud. ha respondido a la mayoría de las preguntas de ésta crítica con un NO, que Dios (o quien sea) nos coja confesados.