Lo que más me sorprendió de Servicio de compañía fue el trabajo de Mick Jagger. Me resultaba complicado creer lo que estaba viendo. Ataviado con traje e intento de parecer un respetable agente de gigolós, me recordaba a esos gays que se hacen mayores y se resisten a ser abandonados por la juventud de que disfrutaron en tiempos pretéritos. Incluso creí intuir un cierto amaneramiento en sus andares. Tal vez, solo tal vez, demasiados años de contoneos convulsos sobre un escenario hayan dejado su huella.
Andy García, en su papel de escritor y acompañante de señora adineradas, se presenta limitado en registros: Misma cara inexpresiva y aspecto de niño bueno, común a la mayoría de sus trabajos. A pesar de ello, debo reconocer que la película tiene algo que mantiene tu atención ya desde los primeros minutos. Desarrollo y desenlace poco convencionales, la convierten en un film entretenido y por momentos incluso sorprendente. Agradable de ver. Mi valoración, un notable.