La película comienza con un flashback de la década de 1980 en el que empezamos a conocer a la familia compuesta por tres chicos y una chica los cuales viven con sus padres en una enorme mansión.  Ya de mayores vemos como el padre lleva en el hospital en coma más de cinco años, lo cual hace pensar que no despertará jamás y deciden vender la casa a un vecino y amigo de la infancia, los muebles a su vez se los venden a unos gitanos anticuarios bastante ridículos. Pero el padre despierta y tendrán que volver a conseguir todos los recuerdos personales así como el inmueble en cuestión.

Marca el debut como director de Augusto Fornari, actor y autor teatral que consigue darle a los personajes esa mezcla de cariño y rivalidad entre ellos bastante aceptable, consiguiendo que te caigan bastante bien, ya que cada uno es muy diferente.

Los gags son bastante típicos en este tipo de comedias italianas así como los clichés de los personajes. Le falta ser más incisiva así como un ritmo más rápido de humor sin tantos altibajos sentimentales para que no parezca una triste reflexión sobre la familia. Aunque ciertamente recuerde un poco la trama a "Goodbye Lenin" en el tema del engaño resulta simpática de ver y tampoco pretende mucho más que el mero entretenimiento siguiendo un poco la línea del cine francés de comedias ligeras familiares. 
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