Tyler Hughes tiene 14 años, asiste a un colegio en el este de Londres, allí es acosado por sus compañeros de clase. En casa cuida a su hermana menor, mientras que su madre, Toni, que trabaja de noche, vive despreocupada. Un día, Tyler conoce a Simon, un "reclutador" que prepara a los niños vulnerables para promover su empresa de tráfico de drogas fuera de la ciudad. El atractivo para Tyler, es fuerte y rápidamente se encuentra trabajando para Simon, realizando viajes fuera de la ciudad. En casa, su madre decide no cuestionar la procedencia del dinero que Tyler comienza a traer a casa, ya que perdió su trabajo y lo necesita con urgencia. Pero todo se complica cuando Tyler en una de sus entregas es salvajemente atacado por una pandilla rival, le roban sus drogas y dinero, y lo dejan medio muerto en un remoto pantano. Poco después, Simon llama a la puerta de Toni en busca de una compensación económica por la perdida de sus drogas, amenazándola a ella y a su hija...

El director Henry Blake nos muestra como son utilizados niños para la venta de drogas en Inglaterra, una practica común que se ha extendido ya que los pequeños pasan más desapercibidos ante la policía y consiguen llevar los "pedidos" con menos problemas. 

El chaval Conrad Khan actua muy bien como el protagonista Tyler, así como el papel de su madre interpretado brillantemente por Ashley Madekwe.

Una historia muy realista y estremecedora que te deja muchas veces sin respiración. Un buen trabajo del director que imitando al cine de Ken Loach consigue ofrecernos una historia dramática consistente.
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