Melbourne es una pieza teatral, sobre todo y ante todo: Dos actores protagonistas en un piso que van a abandonar en breve y en medio de un proceso de traslado. El bebé sera el problema y el hilo conductor de toda la trama. El film está muy bien rodado, los actores son brillantes, los cambios de expresión, de humor y los giros en el guión están conseguidos y el director consigue crear desasosiego e inquietud en el espectador, también una sensación de claustrofobia. La música aparece en los créditos y luego no hay, creo que hubiera podido complementar y reforzar la historia, es solo una opinión...
La escuela de cine iraní es una de las más sólidas y creativas del mundo, con muy poco son capaces de hacer obras maestras. Me gustaría recordar a ese elenco de grandes directores con los que he disfrutado tantas horas: Abbas Kiarostami, Ghobadi, Farhadi, Samira Makhmalbaf, Moshen Makhmalbaf, Majid Majidi , Naderi, Panahi...