He caído en éste breve cortometraje y me ha sorprendido muy gratamente. Si bien el cotidiano hecho que nos relata, en apenas 5 minutos, parece no tener mayor trascendencia, consigue sencillamente al final convertirlo en una historia con un transfondo que, por muy usual que suela ser hoy en día, consigue dejarte reflexivo y admirado.

Sorprende en buen ritmo narrativo visual, con sutiles pero atractivos efectos, y sobre todo la gran combinación con la parte auditiva que podríamos decir propia de la electrónica experimental y similares. Sin embargo, por extraño que pueda sonar, aporta aún más fuerza a una escena que ya de por sí está bien llevada. Una conjunción excelente, bien acompasada y medida, que te deja expectante y te hace meterte en el film. Y lo que aún es más importante: le da un punto de originalidad muy interesante.

Se presta a ser visto más de una o dos veces este cortometraje, efectivamente. Parece mentira que en apenas unos minutos te consiga abstraer y hacerte sentir la fuerza de la rueda de la naturaleza, sentimiento que en nuestra rutina diaria acaba arrinconándose en el olvido.