Imposible separar a Francia de Caetano, de un tema tan en boga para los argentinos enfocar la crisis de esta manera...imposible separar a Francia de Caetano.

Tres historias: padre, madre, hija. Los rollos son más o menos los mismos, lo que hace singular a la peli son los recursos narrativos de Adrián a la hora de hacernos ver la tragedia dentro de la hilaridad: los tonos van y vienen, o se disfrazan de solemnidad en un plano secuencia in rallentti, o se camuflan de cómicos con esas elipsis socarronas que roban la sonrisa. O bien de pronto la historia despista, se vuelca sobre un personaje anónimo, y no tanto, y espiamos la crisis por otra veta. En Francia pueden faltar cosas, lo que no falta es lectura política.

No obstante, es en la organización de la trama donde el director patina, porque al intercalar varios recursos narrativos se pierde la forma del hilo conductor. Entonces de pronto una elipsis, antes bien utilizada, llena el bache narrativo. Es lo que genera finalmente esa sensación de haber visto, como bien se dijo por aquí, un ejercicio experimental.