“Historia de Malta” es cine bélico. Y es una película aceptable, en su momento un éxito de taquilla, pero ninguna maravilla del género. Sin embargo, hay una circunstancia que la hace especial: el merecidísimo homenaje que se hace a esta sufrida tierra durante la II Guerra Mundial. Indudablemente, la peli es sustancialmente mejorable pero su historia debía ser conocida.

Tras los agradecimientos del film al Gobierno maltés y a la ciudadanía de Malta, la cinta se remonta a 1942, con el discurso de Winston Churchill en la Cámara de los Comunes, en donde agradece a Malta los dos años que lleva resistiendo al enemigo. Sólo en la última semana, 450 aviones alemanes y 200 italianos han estado arrojando bombas en terreno maltés. Escasea la ropa, el combustible y la comida.

La pequeña isla está situada geográficamente en un punto estratégico, junto a Sicilia, vital para impedir los planes de Rommel en su afán con hacerse con el petróleo y los recursos de Oriente Medio. Una vez conquistado el sur, podría pasar a Egipto y después al Canal de Suez y la ruta de la India.

El protagonista es Alec Guinnes, un piloto de reconocimiento (un fotógrafo), cuyo avión, que iba destino a El Cairo, ha quedado destruido en Malta, por lo que se le encargan nuevas misiones de gran utilidad en la isla. Allí conoce a una chica nativa (no podía faltar el romance). Hay que decir que es un galán un poco serio, nada parecido a los grandes seductores, quizá porque el contexto malteño es muy difícil y no hay tiempo ni ganas para evasiones. Pero será recordado.

En el film se insertan gran cantidad de imágenes reales. Son desoladoras las de destrucción, con calles llenas de escombros, casas derruídas, etc. Están bien montadas las de reconocimiento aéreo del terreno, sin embargo las posteriores de batalla aérea, de capital importancia, adolecen de continuidad y se nota demasiado que no están claramente desarrolladas, debido a que la mayor parte son insertos.

Con todo, la película es interesante para hacerse una idea de lo muchísimo que sufrieron los habitantes de Malta durante la II Guerra Mundial. Merecían, como mínimo, una película.