Me sorprendió gratamente esta película, una tarde que se me ocurrió poner la tele sin saber lo que daban. De pronto di con esto y me enganchó.

El niño protagonista es lo que se dice "retrechero", majísimo y saladísimo. Las peripecias que le ocurren las vive uno como en carne propia.

Pero lo mejor son esos abuelos que son como pozos de sabiduría "New Age". Esta película es una reflexión sobre la necesidad del ser humano de creer en algún tipo de Dios, trascendencia, otra vida o lo que sea, porque realmente esta vida da muy poquito de sí. Por mucho que diga Paris Hilton lo contrario.

Espiritualidad por un tubo. Me encantó. Imprescindible. Al acabar de verla, me fui corriendo a leerme la Baghavadgita y me compré las obras completas de Sánchez Dragó.