Dirigida por Brian Helgeland y protagonizada por Ben Foster, Jenna Ortega, Toby Wallace, Tommy Lee Jones e Ismael Cruz Cordova.

Una tripulación de pescadores se adentra en aguas peligrosas cuando sus deudas empiezan a acumularse.

Estamos frente a una película que logra su mayor fortaleza en la intensidad de un buen reparto, quien es el que destaca por sobre todo lo que propone la película. El poder tener un reparto talentoso hace que la película siempre tenga un punto de intensidad a la hora de proponer los conflictos y los trasfondos de cada personaje, por más que la historia parece estancada y que nunca pueda salir a flote de manera fácil.

Tiene buenas intensiones y aquello se valora completamente a la hora de brindarle una oportunidad; sin embargo, nos vamos quedando con sensaciones encontradas que cuando parece tomar el rumbo prefiere irse por un camino mucho más complicado dejando la sensación que la misma película se limita a sí misma para ser algo mucho más consistente.

Uno de verdad se puede quedar en que las ideas no terminan de plasmarse de forma correcta en el guion que escribe su propio director, tiene momentos en que pareciera ser una película de esas que no se hacen cotidianamente, pero luego toma los caminos en donde pierde todo lo conseguido para dejar la sensación de una película que pierde sus momentos para consagrarse. Sus momentos en el mar es donde mejor funciona la película y adquiere la mayor tensión cuando decide dejar el mar y establecerse en un drama terrestre, carece de intensidad y de contextura, lo que deja una película sosa lamentablemente desperdiciando a personajes que tenían algo más que contar.

De todas maneras te puedes dar el tiempo de verla y no quedarás completamente frustrado gracias a que su reparto logra dar la tecla necesaria para que al menos termines conectado con ellos y recibiendo correctas interpretaciones que consolidan los mejores momentos de esta propuesta en alta mar.