Pesa para la película de Darnell Martin la losa de sus precedentes no tan lejanos, biopics de estrellas de la música como Johnny Cash o Ray Charles y llega de un modo que más bien parece un compendio de otras estrellas que no parecerían dar suficiente para un film por separado. Sin duda nombres realmente importantes como Muddy Waters, Howlin Wolf o Chuck Berry por citar algunos que dan a la película lo mejor y más obvio de la función, la música. Si conseguimos mirar más allá alejándonos del embrujo sonoro descubriremos una película floja, cargada de esos recorridos vitales, de la nada a lo más alto y luego para abajo, reflejos de un tiempo de alcohol, drogas, blues, nacimiento del rock'n roll y otros lugares conocidos. Desde un punto de vista meramente histórico puede tener algo de interés, desde el cinematográfico es un interesado producto que con suerte vendrá a cerrar una manera ( a veces manía ) de hacer biopics para la pantalla consiguiendo que sus notables personajes centrales queden reducidos muchas veces a la caricatura sin la más minima profundización emocional.