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España España · Las Palmas de Gran Canaria
Voto de Borsalino:
8
Drama. Romance A principios del siglo XX, en París, brillaban las cortesanas, mujeres tan experimentadas en el arte del amor que se convirtieron en las protegidas de los hombres más poderosos de la época. Léa de Lonval (Michelle Pfeiffer), una cortesana retirada, tiene una cita con Madame Peloux (Kathy Bates), una antigua amiga que se presenta acompañada de su hijo Chéri (Rupert Friend), pues lo que pretende es que Léa lo convierta en un hombre ... [+]
2 de febrero de 2010
19 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
A menudo cuando se anuncia a bombo y platillo una producción de estas características (dirección de Stephen Frears, guión de Christopher Hampton, interpretación de Michelle Pfeiffer y Kathy Bates, música del gran Alexandre Desplat), los termómetros se sitúan en la línea de salida rapidamente, para encumbrar títulos con menor o mayor acierto o para fulminarlos cuando no es la obra maestra que preconizaban.
En esta ocasión, nos encontramos ante el pelotón de fusilamiento una obra que, no por ser irregular haya que menoscabar sus logros que, en lo estrictamente cinematográfico, los tiene. Se ha reunido un 'dream team' de campanillas para dar a luz un aparatoso híbrido decididamente visual, involuntariamente frío y definitivamente confuso para los cinéfilos más avezados. Que la crítica haya lanzado las campanas al vuelo con algunas perlas en la filmografía del director Stephen Frears no debe llevarnos a engaño. The Queen es una película excelente. También lo es Match Point, de Woody Allen, pero sus filmes posteriores no están a la misma altura. Que no consigas rodar obras maestras una tras otra no hace tu filmografía menos interesante. Creo que lo que hace a un artista más humano es precisamente su falibilidad.

Chéri es un producto de artesanía agradable, tecnicamente academicista donde su principal escollo reside en un guión que no se decide entre la alegoría romántica y el drama decadente. Arenas movedizas para cualquier director metódico y concienzudo como Frears. Brilla entre la vistosa secuencia de sus imágenes una estrella en ciernes, el guapo Rupert Friend y, muy especialmente, la presencia de Michelle Pfeiffer quien, más dueña de sus recursos que nunca, recoge los aplausos por su personaje que sólo ella sabe interpretar con el flujo húmedo y magnético de su mirada. Para la posteridad quedará ese primer plano final que resume toda la película donde la Pfeiffer, con la mirada fija frente a un espejo, advierte que los años no la han perdonado.
Borsalino
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