Denostada e incomprensiblemente, vilipendiada película, que a pesar de contener un notable ejercicio de estilo parece que no suscitó bastante interés en su día.

El Alfombras asoma la recortada haciéndose respetar en la licorería, y yo, en este caso, estoy de acuerdo, quizás no agito tanto el prepucio pero, sin duda, una cinta maltratada, al parecer, por el inquietante olor a telefilm y la acumulación de tópicos, pero con galones que la hacen merecedora de algo más.

Luis Miguel Ramis está absolutamente soberbio, abrumador por momentos y recrea la rendención a golpe de tabique nasal de manera incontestable, Mr. ruso blanco también sacude en la entrepierna de Ramis tildando su recital de sobreactuación, aquí, no coincido.

Benalmádena Alfeñique, un actor mediocre hasta el infarto, brinda seguramente la mejor voltereta de su carrera, sin noquear, naturalmente, pero llegando a alcanzar punto álgidos haciendo creíble su papel.
El resto del reparto vence, convence y permanece con meritorias intervenciones, en fin, una película que viendo lo que se nomina a día de hoy deja buen aroma.

Se despide desde la fábrica de papel.

El hombre que reía sin tregua por su letra distinguida, el hombre que trabajaba desde la cama y hacía levitar las sábanas con indescriptibles flatulencias, el hombre no llamado caballo pero conocido por el cabrón.

Siempre vuestro, bron, cabrón.
L.B.