Es un mediometraje de apenas una hora que se ve muy agradablemente, y nunca mejor dicho “se ve”, porque la fotografía es muy buena y consigue un enorme profundidad de campo, dejando todo el plano iluminado y con un colorido resaltado muy apropiado a ese tono de comedia musical. Las canciones están integradas dentro de la misma historia pero no me acaba de gustar la realización en el aspecto musical, es rancio. Por otra parte está la interpretación de todos los actores, muy mala, pero en especial es mala la de Jonathan Burteaux en el papel de Gabriel que lleva todo el peso de los números musicales. Hay otra cosa curiosa, la naturalidad con que trata el amor entre tres hombres ponderando el sexo con la afectividad. Ahí llega a ser convincente, quizás porque no profundiza en el tema y deja que el espectador crea que todo va bien.