Una nota al principio nos informa que la película ha sido calificada de especial calidad y de especial interés cinematográfico por el Ministerio de Cultura para pasar a continuación a otro cartel que nos informa así mismo de que ha sido realizada sin ningún tipo de subvención oficial. Cuando hoy en España no hay película ni bodrio sin subvención este caso llama la atención.
Delirio 1. El champagne se ha quedado caliente y el beso helado. Lo primero que me ha llamado la atención es ver a una Amparo Muñoz con una belleza magnífica cuando aún recuerdo su decrepitud en las apariciones en TV antes de morir. Por otra parte podemos entender lo que es un buen actor, Adolfo Marsillach, comparándolo con Pepe Navarro. La historia no me ha enganchado nada.
Delirio 2. Hay que ver como está el mundo. Admiro mucho a Luís Eduardo Aute como compositor y hasta me gusta como canta, pero en las otras facetas del arte no me gusta mucho. El tener una etiqueta de progre no le permite hacer este bodrio, malo en todos los sentidos y con la pretensión de epatar al espectador. Menos mal que el tiempo deja a cada uno en su sitio.
Delirio 3. Después de haber dormido contigo ya no quiero despertar sin ti. Ver a un joven Antonio Banderas demostrando que siempre ha sido un buen actor vale la pena y si es la primera vez que ves su desnudo integral frontal y posterior puede chocarte. En cuanto a la historia está muy bien construida para un corto aunque la realización resulte algo cutre. Dejando aparte la belleza de Antonio Banderas se merecía muchos más planos y primeros planos porque la película hubiera ganado apoyándose más en su magnífica forma de interpretar.