Antes de mostrarnos al implacable abogado Roy Cohn, miembro del Comité de Actividades Antiamericanas, cazador de comunistas, lo vemos en una cama del hospital hecho una piltrafa, donde los fantasmas personales van pasándole factura de sus fechorías, mentiras e hipocresía. La historia va y viene del pasado al presente y al revés, pero el espectador sigue perfectamente la historia porque está bien contada cinematográficamente y siempre hay un detalle en la imagen que nos ayuda a situarnos. Quizás un exceso de personajes políticos, del FBI y de otras instituciones, enmarañen algo la historia que en lo fundamental se sigue bien. De todos estos personajes el senador McCarthy hará las delicias de cualquier buen aficionado al cine conocedor de la caza de brujas. El tratamiento, casi de documental, de hecho utiliza imágenes de archivo, le dan resaltan el tono verídico de la historia de Roy Cohn y el espectador está deseando saber en todo momento lo que va a ocurrir. La mejor baza del film la juega James Woods en una genial interpretación donde expone todos los registros de que es capaz, comedia, drama, thriller, romanticismo, etc. En formato y estructura fílmica, la película esta tan bien realizada que el espectador se olvida de que su origen es como telefilm, y los primeros planos y los planos generales se combinan perfectamente para que nos interese sobre todo la historia de este personaje.