Con une enorme maestría la historia de un cambio de sexo va evolucionando en la pantalla y a modo de decorado vemos continuamente una situación social donde destacan los problemas del trabajo, de la sanidad, de la familia y los más personales enfocados en los distintos grupos donde se desenvuelven cada uno de los personajes. A mitad de la película se entra con intensidad en el drama y ahora los aspectos sociales son sustituidos por aspectos personales en una sociedad machista. Son muy interesantes los planos desde el exterior de la casa y a través de las rejas en los que se presentan escenas muy íntimas y fundamentales de la historia. Además hay un plano largo y sostenido de los dos protagonistas sentados en un sofá sin hablarse, solo mirándose que es genial. Las interpretaciones son magníficas, pero destacaría la interpretación de Isabel Santos en su papel de Sissy y en especial cuando le da de comer al viejo y le recuerda lo que ha hecho en su vida. Destacable es así mismo el homenaje a “Fresa y chocolate”