Despropósito de serie Z producido por el maestro Roger Corman en una película sin pies ni cabeza que aprovecha la moda del catastrófico animal para ofrecernos un producto sin pies ni cabeza que no sirve ni para la siesta del sábado por la tarde. Los actores están desubicados, los efectos especiales son de experimento escolar, los animatronics huelen a plástico de bazar chino, la historia es penosa (no hay un solo elemento original en ella), la dirección es torpe y no entiende que los planos están en función de la narrativa (y no al revés). Todo es ridiculo, comenzando por las conversaciones hasta un C. Thomas Howell interpretando a un Sheriff con tanta convicción como un politico asegurando que no ha robado. Si este tipo de películas puede que solo sirvan para echarse unas risas entonces "Arañas del desierto" te da mucho motivos para hacerlo.