Tiempo suspendido (2015) de Natalia Bruschtein.

Película documental centrada en Laura Bonaparte, una de las fundadoras del movimiento social de las madres de la plaza de mayo, quien falleciera en 2013. Ella es la abuela de la realizadora, quien a partir de esta mujer de avanzada edad, explora el asunto de la memoria, de quién se convirtiera en un ícono por su incansable lucha luego de que tres de sus hijos desaparecieron durante la dictadura.

Al ver el film desde su perspectiva, se llega a una extraña paradoja, por un lado lo que significa ella, para preservar la memoria tanto histórica, de los eventos acontecidos en la Argentina, como la memoria personal, de guardar y mantener siempre presente a los suyos. Pero hace esto, cuando ella misma está comenzando a olvidar cosas debido a que contaba entonces con más de ochenta y tantos años.

De esta forma, Bruschtein ofrece dos visiones paralelas, por un lado, las entrevistas con su abuela, donde se detalla este problema ya mencionado, mientras que por otro, utiliza de muy buena forma, tomas de archivo de cuando estaba más activa en esta lucha de las madres de la plaza de mayo, sirviéndose de esto para contextualizar al espectador respecto a la situación personal suya.

Algo que vale la pena de agradecerle a la directora, es que a pesar de que es un tema que le concierne, puesto que los involucrados son familiares suyos, ella no le interesa estar siempre frente a la cámara indagando, o como se dice, robando cámara. Por el contrario, se maneja con un perfil bajo y sereno, dejando que las imágenes fluyan.

Tiempo suspendido es un documental que toma un ejemplo de tantos, para presentar una historia sobre la fragmentación de la memoria, su pérdida y el olvido. No habla sobre la dictadura, ya de hecho hay mucho, pero sí habla de algo que no se puede perder, el recuerdo, porque como se menciona en algún momento: “Sin memoria no hay identidad.”