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Voto de Peter Gabriel 77:
8
Drama. Cine negro Chris Hunter (Ann Sheridan) mata a un intruso que merodeaba por su casa, pero le oculta a su marido y también a su abogado que el hombre era un escultor que fue su amante mientras su marido estaba en la guerra. Para complicar más las cosas, la viuda del escultor conserva una estatua, para la cual Chris Hunter había posado desnuda. (FILMAFFINITY)
18 de agosto de 2010
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra notable intriga perdida en el túnel del tiempo, esta vez firmada por Vincent Sherman, uno de esos directores de la época dorada que no llegó a filmar ninguna obra maestra que le permitiera escribir su nombre con letras de oro pero sí nos dejó un puñado de películas notables como La Ciudad Frente A Mí, Vieja Amistad o Los Condenados No Lloran. Esta es sin duda la mejor película que he visto de él hasta ahora. Mucha culpa la tiene David Goodis, un tipo que adoro. Goodis, al igual que otros gigantes como Thompson o Fante, se buscó la vida cual Holden en Sunset Boulevard, aprovechando el filón fichó con la Warner, y firmó novelas que desembocaron en guiones para el recuerdo como los de La Senda Tenebrosa o Al Caer La Noche. Más tarde sería el cine francés quien adaptaría sus obras, siempre reivindicando a los desheredados del otro lado del charco, con Tirad Sobre El Pianista de Truffaut a la cabeza. Incluso Fuller adaptaría, de manera más que personal, su Calle Sin Retorno, dando luz a un engendro desquiciado bastante curioso. En definitiva, hablamos de un glande, y su obra escrita se cuenta por erecciones. Y esta The Unfaithful es uno de sus trabajos en el Jolibud de la época, casi a la altura de sus cimas más prominentes, con un guión hábil, sólido e imprevisible, bastante inspirado en aquella otra maravilla de Wyler con Petete, La Carta, que va desmenuzando y ampliando las resonancias de un punto de partida aparentemente inócuo, el asesinato de un intruso en defensa propia por parte de una mujer en el salón su hogar. Esa debiera ser toda la información de que disponer antes de comenzar la función, aunque el redactor de sinopsis de la bendita licorería haga una estupenda labor a la hora de aguarle la fiesta a uno y restarle emoción al asunto. Goodis aprovecha la carrera para demostrar su buen hacer con un puñado de diálogos de altos vuelos y de paso reparte codazos en la línea de meta a la hipocresía social y al matrimonio. Vista ahora, guarda también algún que otro paralelismo con La Mujer Infiel de Chabrol, e incluso más con su remake americano, la infravalorada Infiel de Adrian Lyne, pero a mí me ha resultado mucho más lograda e interesante que ambas, aunque no tanto como la mencionada La Carta, hay que ver qué grande era Wyler, pese a sufrir unos subtítulos castrantes que merman la agudeza de Goodis y que subsané a duras penas con mi fiero y adormilado dominio del inglés. Y bien, no pondré más laureles sobre la cabeza de Goodis por que hay que decir que Sherman está a la altura del envite a los mandos, imponiendo un ritmo demoníaco desde el primer instante, con un logrado balance entre la intriga y el melodrama, y con un tono cercano al noir más pasional. Sin olvidar la labor de un magnífico reparto, encabezado por la nunca suficientemente bien ponderada Ann Sheridan, una actriz que ha ido conquistando mi corazón más y más con los años.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Peter Gabriel 77
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