Cuesta entender que esta comedia, convenientemente doblada en su momento, permanezca tan olvidada a día de hoy. El protagonista es un actor que no cosechó una carrera demasiado importante, limitándose a ser conocido en España por ser el estandarte de un spot publicitario de una tónica muy conocida. La trama es teatral, casi toda localizada en el bloque de viviendas, con unos personajes variopintos y bien presentados, alguno exagerado, aunque es algo que se admite. El famoso Michel Galabru se hace especialmente entrañable a pesar de su papel negativo, y las situaciones llegan a ser hilarantes en ocasiones (el músico loco). La recomiendo, pues es toda una curiosidad muy a tener en cuenta.