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Voto de MatiasR:
7
2017
Brian Yorkey (Creador), Tom McCarthy ...
6,7
23.855
Serie de TV. Drama. Intriga
Serie de TV (2017-2020). 4 temporadas. 49 episodios. El adolescente Clay Jensen (Dylan Minnette) vuelve un día a casa después del colegio y encuentra una misteriosa caja con su nombre. Dentro descubre una cinta grabada por Hannah Baker (Katherine Langford), una compañera de clase por la que sentía algo especial y que se suicidó tan solo dos semanas atrás. En la cinta, Hannah cuenta que hay trece razones por las que ha decidido quitarse ... [+]
21 de abril de 2017
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Netflix lo hizo de nuevo. Al igual que el año pasado con Stranger Things, la cadena vuelve a la carga con una serie totalmente diferente pero que, en muy poco tiempo, ha logrado una popularidad desmesurada, convirtiéndose en un producto de visión casi obligatoria y de fuertes encontronazos en las redes sociales y otros espacios de discusión.
Ante cada fenómeno así, la primera pregunta que cabe hacerse es: ¿13 Reasons Why está a la altura de esa popularidad? En principio, yo diría que sí aunque con algunos matices. Al tratarse de una problemática no sólo actual sino familiar para gran parte del público que la visione es compresible que la serie toque fibras emocionales y llegue “al hueso” de muchos espectadores.
Para mí, la principal virtud de la serie es que logra correrse de algunos lugares comunes de la “High School” que hemos visto hasta el hartazgo en otras producciones de este estilo y consigue una representación cruda y bastante realista del acoso escolar en todas sus formas (violencia verbal y física, soledad, desamores, negligencia institucional, etc) sin caer en el maniqueísmo. Es decir, por un lado 13 Reasons muestra la naturalidad con la que se reproducen comportamientos sociales que conducen a la segregación de algunos individuos, pero también esquiva la demonización de casi todos los señalados como responsables. Acá no hay una banda de los estereotipados populares y repelentes, sino individuos que provienen de distintos lugares, que ocupan distintos roles en la institución escolar y que lastiman a la protagonista en circunstancias disímiles (y varios sin quererlo). Algunos obran por miedo, otros por egoísmo y otros por rencor, pero en su mayoría siguen siendo adolescentes emocionalmente inestables que lidian con contextos complejos.
Todo esto no significa que las cosas se den por que sí o que no haya situaciones que podrían encuadrarse en el bullying más típico (el personaje de Tyler encaja en ese rol aún más que la propia Hannah), sino que el foco de la historia está en otro lado. Es decir, en un complejo entramado que incluye a padres, maestros y alumnos que no logran dimensionar las consecuencias de sus acciones, sus silencios y su responsabilidad en la tragedia.
Y que no haya confusiones, 13 Reasons no quiere contarnos la historia del adolescente más desgraciado de toda la preparatoria norteamericana para que los exégetas de la frase “la vida es dura” no se sientan muy tocados en su ego, sino el drama de una chica normal, que vive en una familia normal y le ocurren muchas cosas normales en un colegio (y otras no) que le producen mucho dolor y desosiego, y la llevan a una situación límite. Y así como le ocurrió a ella, podría haberle ocurrido a cualquiera (incluyendo a algunos de sus “victimarios”).
Por otra parte, el original recurso de las cintas funciona porque permite conocer al detalle los motivos de Hannah y un ida y vuelta con el presente que dinamiza el relato. Pero la dinámica de dedicarle una cinta (y un capítulo) a cada personaje responsable “enreda” un poco la cronología y, a veces, compromete un poco la coherencia de la historia. El guión no deja cabos sueltos en lo que respecta a Hannah pero tiene un par de fallos que le restan un poco de fuerza. Por ejemplo, que algunos personajes tarden tanto en manifestar culpa, y que lo hagan por la presión de Clay (y por necesidades del guión), o que algunos hechos de la segunda mitad sean un poco forzados (la forma en la que Hannah llega a cierto jacuzzi es inverosímil).
Todos los actores están muy bien sobretodo los dos protagonistas, quienes cargan con el peso de la serie y, además, tienen mucha química entre sí. Por su parte los secundarios cumplen y la banda sonora está a la altura de la circunstancias.
Por último...
Ante cada fenómeno así, la primera pregunta que cabe hacerse es: ¿13 Reasons Why está a la altura de esa popularidad? En principio, yo diría que sí aunque con algunos matices. Al tratarse de una problemática no sólo actual sino familiar para gran parte del público que la visione es compresible que la serie toque fibras emocionales y llegue “al hueso” de muchos espectadores.
Para mí, la principal virtud de la serie es que logra correrse de algunos lugares comunes de la “High School” que hemos visto hasta el hartazgo en otras producciones de este estilo y consigue una representación cruda y bastante realista del acoso escolar en todas sus formas (violencia verbal y física, soledad, desamores, negligencia institucional, etc) sin caer en el maniqueísmo. Es decir, por un lado 13 Reasons muestra la naturalidad con la que se reproducen comportamientos sociales que conducen a la segregación de algunos individuos, pero también esquiva la demonización de casi todos los señalados como responsables. Acá no hay una banda de los estereotipados populares y repelentes, sino individuos que provienen de distintos lugares, que ocupan distintos roles en la institución escolar y que lastiman a la protagonista en circunstancias disímiles (y varios sin quererlo). Algunos obran por miedo, otros por egoísmo y otros por rencor, pero en su mayoría siguen siendo adolescentes emocionalmente inestables que lidian con contextos complejos.
Todo esto no significa que las cosas se den por que sí o que no haya situaciones que podrían encuadrarse en el bullying más típico (el personaje de Tyler encaja en ese rol aún más que la propia Hannah), sino que el foco de la historia está en otro lado. Es decir, en un complejo entramado que incluye a padres, maestros y alumnos que no logran dimensionar las consecuencias de sus acciones, sus silencios y su responsabilidad en la tragedia.
Y que no haya confusiones, 13 Reasons no quiere contarnos la historia del adolescente más desgraciado de toda la preparatoria norteamericana para que los exégetas de la frase “la vida es dura” no se sientan muy tocados en su ego, sino el drama de una chica normal, que vive en una familia normal y le ocurren muchas cosas normales en un colegio (y otras no) que le producen mucho dolor y desosiego, y la llevan a una situación límite. Y así como le ocurrió a ella, podría haberle ocurrido a cualquiera (incluyendo a algunos de sus “victimarios”).
Por otra parte, el original recurso de las cintas funciona porque permite conocer al detalle los motivos de Hannah y un ida y vuelta con el presente que dinamiza el relato. Pero la dinámica de dedicarle una cinta (y un capítulo) a cada personaje responsable “enreda” un poco la cronología y, a veces, compromete un poco la coherencia de la historia. El guión no deja cabos sueltos en lo que respecta a Hannah pero tiene un par de fallos que le restan un poco de fuerza. Por ejemplo, que algunos personajes tarden tanto en manifestar culpa, y que lo hagan por la presión de Clay (y por necesidades del guión), o que algunos hechos de la segunda mitad sean un poco forzados (la forma en la que Hannah llega a cierto jacuzzi es inverosímil).
Todos los actores están muy bien sobretodo los dos protagonistas, quienes cargan con el peso de la serie y, además, tienen mucha química entre sí. Por su parte los secundarios cumplen y la banda sonora está a la altura de la circunstancias.
Por último...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
creo que la serie debió acabar en esta temporada. Con un capítulo final más largo se podrían haber cerrado todas las tramas principales (juicio de los padres, Bryce y las subtramas de los otros secundarios), dejando abierta la hipotética venganza de Tyler y dando a entender que el acoso no empezaba ni terminaba en Hannah y que era un sistema que dejaba víctimas por todos lados.