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España España · Cinecittà
Voto de Xavier Vidal:
7
Comedia Carmen (Maribel Verdú), un ama de casa del barrio madrileño de Carabanchel, descubre un día que su marido, Carlos (De la Torre), parece estar poseído por un espíritu maligno. Ahí empieza una exhaustiva investigación, entre terrorífica y disparatada, para intentar recuperarlo. (FILMAFFINITY)
5 de agosto de 2017
18 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con sólo tres películas, Pablo Berger ha construido un universo propio. El baibaíno recurre a lo cañí, lo choni, lo castizo y distintos elementos de la cultura popular, en su mayoría musicales y estéticos, para realizar películas libérrimas, cuyo substrato no se olvida del oscurantismo no tan pretérito de nuestro país. El de Berger es un cine de perdedores, de supervivientes, de gente anónima cuya vida discurre entre sombras y extrarradios. Tan nuestro y, en el fondo, tan ajeno.

Abracadabra no sólo supone un paso más en su trayectoria, sino que puede entenderse como la cuadratura de un círculo, el capítulo final de una trilogía, tal vez involuntaria, pero sí coherente en cuanto a riesgos y discursos. Como sucedía con Torremolinos 73 y Blancanieves, ante Abracadabra el espectador debe acatar los mil y un giros de guión, incluso de género, con la docilidad propia de quien deja y quiere ser hipnotizado: Berger es el único que controla el caos que preside su historia, y sólo a él le corresponde saltar de lo sublime a lo ridículo, del blanco al negro y del Carabanchel proletario a la Gran Vía ociosa en cuestión de segundos.

En todas sus transformaciones, Berger cae por defecto en cierta artificiosidad y bordea la caricatura, no tanto por falta de pericia, sino porque la España de los 80 y del presente es, en esencia, una comedia triste que, por surrealista, se diría ficticia. En ese contexto, Abracadabra suma distintos hallazgos (la conversión de la inofensiva El canto de los pajaritos en una melodía satánica, el uso de un homínido como metáfora de la psicosis primitiva del macho ibérico) para empoderar a Carmen, una protagonista que la historia la había descrito como "la mujer de", "la prima de" o "la madre de", y que en el último segundo decide tomar las riendas de su destino.

Abracadabra, en resumen, es la confirmación de que la creatividad de Berger no tiene límites y de que sus personajes, tras recibir tantos golpes, han decidido reivindicarse, aunque ello implique lanzarse al vacío. Porque Abracadabra acaba con un interrogante, abierta a nuevas mutaciones y secundarios cazurros. Como esa España peripatética que vive en bucle, en un escenario in albis, queriendo domar sin éxito su brutalidad con una camisa de fuerza.

@CinoscaRarities, https://cachecine.blogspot.com.es/
Xavier Vidal
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