Comienza la cinta por donde suelen terminar muchas otras, con un tiroteo al amanecer en el Corral O'Kane (¿OK Corral?) Toda la primera parte se desarrolla en Losburg, preferentemente en el saloon donde se juega, se bebe, se ama y se mata. La oscuridad de la atmósfera remarca su sordidez. Casi parece una película en si misma esta primera mitad con unos interesantes planos picados. Viene luego un largo y accidentado viaje en diligencia con magníficas imágenes y nuevas aventuras. Mientras tanto los personajes van poco a poco afirmándose. Gran mérito del guionista y del director es la buena perfilación de sus caracteres. No habrá sorpresas, lo que prometen cumplen.
Se inicia entonces como otra nueva película en Socorro. Para entonces ya hay todo un repóker de protagonistas. Un magnífico secundario en el sheriff de la ciudad, el propietario del café y jugador de ventaja Braden, perdedor en el juego como lo es con la bebida el pistolero Jimmy Rapp y, al frente del elenco, un notable Brett Wade (Calhoun) y una bellísima y magnífica Ana Geis (Laurie). Todos con un pesado lastre en el pasado que quiere saldar cuentas.
Jugador, pistolero y tísico, Wade busca romper con su pasado, cambiarlo. Se halla atormentado por la tremenda vacuidad de su vida. Busca de momento recuperar la salud y marcha a Colorado para apartarse del juego, el tabaco y la bebida, pero en el camino se encuentra con Ana que, precisamente, va a seguir los mismos fatídicos pasos que siguió él antaño. Su padre ya la ha marcado bajo el estigma de Jezabel, la reina de Israel de origen Fenicio que restauró el culto a los dioses semíticos y que, por su carácter libertino, fue arrojada desde lo alto de las murallas por sus propios sirvientes escandalizados.
El sencillo ofrecimiento que la aspirante a animadora de café o corista hace de un frasco de jarabe contra la tuberculosis al pistolero tísico, iniciará un lento cambio en sus vidas que culminará en una prolongada velada a la espera del tren de las 06'30. Llegará puntual cuando ya la suerte esté echada.