En este caso en la del sheriff Forrester (Richards), un veterano en el oficio, "No creas nada de ningún caso hasta que tengas los hechos", con dos ayudantes, Frank (Duff) y Bill (Williams). Este último enamorado de Conchita (Barón), "Una auténtica flor que canta en la cantina", "Todas mexicanas se llaman Conchita o Lupe".
Entre esos tres hombres se juega la partida.
En la primera mano se declara ya el juego de cada uno. O sea, intriga cero. Sin embargo las cartas se reparten de forma que hay alternativas dejando una cierta tensión dramática en medio de una continua acción.
El guion es malo de solemnidad con personajes que aparecen y desaparecen como Thornton Wills (Calvin), el clásico cacique dominante que se limita en la cinta a dirigir el baile de la fiesta.
Aun con todo en el fraseado menudean las ironías, "Si algo tienen estos hispanos es que muertos y maquillados quedan muy bien", "Texas tuvo que presentar cuatro solicitudes para ser aceptado como estado. ¿En qué estaría pensando el Congreso cuando lo aceptó". Estamos en Arizona, no lo habíamos dicho.
Realización rutinaria más interesada en la acción que en ofrecer una historia mínimamente creíble, aunque mete un par de números musicales curiosos. Buena fotografía.
Lo mejor la relación que se da entre el sheriff y sus ayudantes.
Western que bien merece un vistazo siempre que no se tengan demasiado altas las expectativas.