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Voto de Lafuente Estefanía:
6
Western Jeff Carr, un investigador privado, llega a Tomahawk. Su misión es descubrir quién es el culpable de una serie de asesinatos. La gente del pueblo sospecha de un pastor pero Jeff demuestra que es inocente y atrapa a los culpables aunque éstos tratarán de comprometer a Jeff. (FILMAFFINITY)
19 de julio de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque en varias ocasiones se hable de "vaqueros", en realidad es una película de ovejeros. El argumento es bien sencillo y convencional. Unos bandidos controlados por los Jakman, familia que aspira a colocar como sheriff al "listo" de los hermanos, todo mientras estamos en plena campaña electoral. Como hay que buscar culpables de los robos, nadie como los pastores de ovejas para cargar con la culpa.
Y aquí aparece en escena el detective Jeff Carr (Barker), el guaperas y perdonavidas enviado desde San Francisco para encontrar los culpables. Sin despeinarse, como si con él no fueran las cosas, no solo resuelve el caso sino que le birla la chica al bueno del jefe de los pastores Black (McNally) a quien parecía predestinada. En fin, un triángulo amoroso muy convencional resuelto de forma un tanto forzada. De fuera vendrá quien de casa te echará, el forastero venía a por lana y trasquiló bien la oveja más atractiva.
El argumento es ciertamente tosco, muy plano, tarda el espectador en aclararse las ideas con relación a los personajes dada la desorganización del guión. La interpretación de los principales protagonistas también deja bastante que desear, lo mismo que los tópicos machistas característicos de la época.
Hay de todas formas aspectos positivos como la ambientación general de las personas y del pueblo, los paisajes o las escenas pastoriles con rebaños de cientos de ovejas moviéndose por campos y caminos, escenas como las de la campaña electoral con su banda de música correspondiente, la "estampida" de ovejas tan poco convencional o la excelente organización del campamento ovejero.
Como estos ovejeros saben de todo, el propio Black es capaz de extraer la bala que de la han disparado al testigo de cargo: acostado en la cama, con un cuchillo (suponemos que al rojo vivo), con ayuda de agua hirviendo y un tortazo por toda anestesia (prescinden esta vez de whisky). Al poco rato está ya fumando el paciente.
En cualquier estamos ante una cinta interesante que refleja las limitaciones del western en general de mediados de los 50, pero que merece la pena darle un vistazo.
Lafuente Estefanía
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