En esta película de Guy Green, el inspector encargado del caso, insiste constantemente a sus subordinados que el niño sobre el que gira el caso está perdido, y de ninguna manera secuestrado u otra cosa, como anticipa el título en castellano. Perdido por tanto...

El director Guy Green fue un reputado director de fotografía en el cine británico. Lo fue en "Cadenas rotas" y en "Oliver Twist" de David Lean. Posteriormente dirigió varias películas en su país y en Hollywood; entre otras "Un retazo de azul" con Sidney Poitier.

"Lost" o "Secuestrado en Londres", es una una sus primeras películas, rodada en Gran Bretaña. Una película detectivesca, de investigación policial sobre la desaparición o "perdida" de un niño. La película nos cuenta el trabajo de un inspector y de sus subordinados para encontrar al niño perdido, siguiendo un método científico, alejado de la emocionalidad. Es un rasgo que el inspector del caso quiere inculcar a su equipo. Por eso insiste en que el niño está perdido..., mientra no se demuestre otra cosa. Este método cartesiano está narrado con eficacia y es de lo más interesante del film. De los detritus del parque donde estuvo el niño y su niñera, van saliendo pistas. Son pistas que surgen de un botón o de una trozo de página de una novela de quiosco. En esta parte el film, va ganando en intensidad hasta el desenlace final. Todos los actores están correctos, con toques de humor pertinentes: el mal carácter del inspector es achacado por uno de sus subordinados a que vive en un cuartucho oscuro. La presencia de una sargento policía resulta un contraste muy divertido.

Por contra, la trama melodramática representada por los padres del niño, sus reacciones de dolor o histeria son muy convencionales. No ayudan en esta labor el actor y la actriz encargado de los papeles de padre y madre. Solo son de interés las dos subtramas en las que ellos, por su cuenta, siguen dos presuntas pistas. Sirve de contrate al método científico que sigue el inspector y son un acierto del guion (salvo su didactismo obvio).

El in crescendo tiene una conclusión contundente en los acantilados de Dover. De gran tensión y espectacularidad. Muy "hitchcockiana", según la califica acertadamente, el crítico Luis Ángel Lobato.

Una película poco conocida y muy recomendable, que consigue superar su convencionalismo inicial hasta conseguir altas cotas de intensidad narrativa y de cierta espectacularidad.