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Voto de GonzaloyGracias:
7
Cine negro. Drama David Cummings (Kent Smith), un vagabundo, es rescatado de la cárcel por el abogado Philip Cagle (Robert Douglas), quien lo contrata para hacerse pasar por un millonario desaparecido, cuya presencia es necesaria para poder quedarse una finca millonaria. La mascarada implica engañar a la familia del hombre desaparecido. (FILMAFFINITY)
5 de diciembre de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película notable de un director, Richard L. Bare, poco conocido y frecuentado, salvo por los que vuelvan a ver series como "La dimensión desconocida" o "El virginiano" y reparen en sus casi anónimos realizadores. Con un guion de Russel S. Hughe y Richard Sale que tiene elementos de novela negra, con intriga, acción, vueltas de tuerca y un final propio de un melodrama. Un film muy completo, por tanto.

Rodada en los primeros años de su carrera cinematográfica, la película tiene vocación de obra mayor, por encima de su bajo presupuesto y su adscripción a la llamada serie B. El inicio nos remite de lleno a "Rebeca" de Alfred Hitchcock y a la novela más conocida de Daphne du Maurier, de titulo homónimo, con una casona bautizada como Sans Souci, con una voz fuera de campo que nos narra una historia, con una verja, con niebla, y de fondo el mar embravecido y un acantilado.

Y a continuación vemos a un hombre en una situación extrema, de vida o muerte, que es quien nos cuenta la historia y que, atiborrados de referencias cinéfilas, nos recuerda al “Crepúsculo de los dioses” de Billy Wilder, y a ese narrador imposible que flotaba en una piscina. Pero ambas películas son de 1950 y solo cabe conjeturar sobre azares e influencias.

La historia que nos cuenta esa voz en off , en forma de flash back, es la de un vagabundo, un “matao”, sin trabajo, que no tiene derecho ni a mirar un escaparate, algo que le trae como consecuencia una detención y una multa o una condena a cárcel. Es la parte más social, negra, del film, la que dará lugar a una propuesta que solo es posible aceptar cuando se está en una situación desesperada o que solo se puede proponer cuando se es un sinvergüenza.

En este momento, ante la propuesta extraña de un abogado a un vagabundo a punto de ir a chirona (y recomiendo no leer la sinopsis), se inicia la intriga propiamente dicha: un desaparecido, una herencia pendiente, un hermano que odia a otro hermano, una cuñada astuta y seductora, una esposa ingenua y un abogado que se presenta como justiciero. La galería de personaje funciona muy bien en las distintas secuencias, no muy largas, pues la película es breve, pero concisas y eficaces. Actores y actrices que no llegaron a ser estrellas, hacen un trabajo sobrio y solvente.

La fotografía de Carl E. Guthrie destaca por conseguir una luz nebulosa para el jardín, por ese acantilado y ese mar tenebroso, o por esa secuencia magistral de un asesinato en la que la cámara gira suavemente para que lo veamos en sombras proyectadas en una pared.

Un hermoso perro, guardián del jardín, es unos de los personajes principales, pues como en la “Odisea” de Homero es el único que no es engañado por ese hombre que reaparece tras siete años, en un caso porque está disfrazado y en este por no es quien es. Perro que inquieta a los personajes (y al espectador) en varios momentos y que tendrá un papel fundamental en el desenlace.

El tema de la suplantación tiene una larga trayectoria en la literatura y en el cine. “Sombras acusadoras”, de Michael Anderson, y más de refilón “A pleno sol”, de René Clément, son algunos ejemplos. Pero la primera es de 1958, y la segunda de 1960, por lo que cabe hablar en justicia de la originalidad de esta cinta también en este tema, luego muy utilizado con distintas variantes.

Película muy notable que recomiendo encarecidamente.
GonzaloyGracias
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