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Voto de Joaquín Regadera:
9
Drama Edgar, un joven director de cine, busca una actriz para su próximo proyecto, un film sobre las cuatro estaciones del amor (encuentro, pasión, separación y reconciliación). Cuando consigue por fin dar con la chica ideal, una joven llamada Berta, descubre que ésta no está interesada. Poco después ella muere. Edgar recuerda entonces el momento en que la conoció, dos años atrás... (FILMAFFINITY)
2 de junio de 2008
33 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, esto es la vanguardia del cine de hoy, es decir, lo que está por delante del espectador más aventajado.
Por ello no es exactamente un film experimental. Sino que surge de la más profunda reflexión y del más presente subconsciente de su autor, el genio en vida, Jean-Luc Godard.

Evidentemente, ni los aficionados a la crítica cinematográfica como Carlos Aguilar o Carlos Boyero, podrán acudir a reflexiones y análisis del lenguaje empleado, cuando su meta no es analítica ni de constitución puramente teórica.

Pero sí, resulta que he necesitado innumerables visionados y revisiones fragmentarias para alcanzar a comprender ligeramente su verdadero contenido -que no continente- y hacerme una idea de análisis para ir descifrando sus mecanismos expresivos, que aseguro son cientos.
Lo cierto es que si nos detenemos en cada uno de los planos (uno por uno, como realmente se estudia el cine), comprobamos que nos encontramos ante una obra mayúscula.
Todos los encuadres, todos las luces, todas las sombras, todos los valores cromáticos y todos los valores acromáticos, están meditados y perfectamente justificados.

La diferencia entre esta película y otras obras maestras es que Godard ha logrado expresar en un menor número de planos y movimientos de cámara mucha más información y emociones de la que estamos acostumbrados a recibir, leer e interpretar.
No obstante, el cine es demasiado joven como para que podamos ver esta película en un sólo visionado. Es decir, durante los primeros visionados sólo lograremos mirar, mirar y mirar, y, quizá, en algún momento incluso ver algo.
Pero no, "Elogio del amor" es el principio de una más completa y compleja compresión del lenguaje cinematográfico.

Aprovecho que Boyero sólo vio las partes en blanco y negro para adelantarle que la parte en color es magnífica: de hecho, Godard lleva el uso del color a su máxima culminación y expresión. Consigue construir una atmósfera confusa trabajando en base a la abstracción. Y sí, la abstracción cinematográfica aún busca su naturaleza. Aún está en vísperas de descubrirse a las mentes más abiertas.

Ahora citaré a Albert Camus: "Pensar ya no es unificar, familiarizarnos con la apariencia bajo el rostro de un gran principio. Pensar es aprender de nuevo a ver, a estar atento, es orientar la conciencia, es hacer de cada idea y cada imagen, a la manera de Proust, un lugar privilegiado. Paradójicamente todo es privilegiado. Lo que justifica el pensamiento es su extremada conciencia".
Joaquín Regadera
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