“Aunque parezca mentira, me pongo colorada cuando me miras”. Esto debía estar pasando por la cabeza de la protagonista cuando todo el Teatro Cervantes se puso en pié y ovacionó durante más de cuatro minutos su actuación. Porque lo demás en la película, no lo merece, sinceramente.

Hay veces que entras en un cine y ves una película impecable técnicamente, pero que no te dice nada. Otras ves una película mediocre pero que te deja buen sabor de boca. Este último es el caso de LOLA, LA PELÍCULA. Consigue distraer desde el primer momento. Siendo una historia que todos tenemos bastante asimilada (gracias a salsas rosas, hormigas blancas y demás), te mantiene al hilo. Y es sobre todo gracias a la protagonista, Gala Évora, ex Papa Levante (este latiguillo tardará en quitárselo) que desde el primer monólogo atropellado con ese acento jerezano y sus peleas con Caracol, te “engatusa”. Aparte está, claro, el gran parecido físico con la verdadera Lola. Hay escenas en las que es bastante fuerte verla.

Por lo demás, una buena ambientación y guión, regular técnica, pero se deja ver. Para ir a ver con nuestras abuelas/os y padres/madres.

Lo mejor de la película:

• Sin duda, Gala Évora. Hace reír en más de una ocasión, se mete como nadie en el papel de Lola Flores, recordándonos a ella cuando saca la garra esa que llevaba dentro. Una nominación (sino Goya) a actriz revelación del próximo año.

• El guión, con unos diálogos muy bien escritos, aunque la historia no de para mucho.

• Un vestuario muy bueno, sobre todo los trajes de “flamenca”, a cargo de Sonia Grande.


Lo peor de la película:

• Casi todos los secundarios, y algún actor principal (léase Caracol) bastante forzados.

• Técnicamente deja bastante que desear, saltos entre escenas, sonido regular, y no se aprovecha lo suficiente la fotografía.

• No se saca partido a algunas escenas que podrían dar mucho más juego.

• La historia, muy trillada, no deja lugar a la sorpresa.