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España España · malaga
Voto de HOPE:
5
Drama Buñuel imagina una aventura en la que él y sus amigos Lorca y Dalí emprenden la búsqueda de la mesa del rey Salomón, mítico mueble que se presume que está en Toledo y cuya magia permite vislumbrar pasado, presente y futuro.
7 de julio de 2011
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hoy he visionado la nueva película de Woody Allen, “Medianoche en Paris”, donde recrea los personajes que conformaron el marco artístico y cultural de la Ciudad de la Luz: Buñuel, Picasso. Hemingway o Gertrude Stein…. Me ha recordado la película de Carlos Saura que rodó en Toledo en el 2001, titulada “Buñuel, y la mesa del rey Salomón”
En esta, no tenemos a la guapa modelo Carla Bruni de artista invitada y tenemos que conformarnos con El Gran Wyoming.
Paradójicamente, este, caracterizado de Buñuel mayor, nos habla a la cámara directamente al espectador y será el narrador con sus recuerdos, de la película. También en la película anterior de Woody, utiliza este recurso narrativo donde el personaje protagonista de “Si la cosa funciona”, nos habla a la cámara, ante la perplejidad de los otros personajes que le rodean. Recuérdese este recurso narrativo en la clásica película “El violinista en el Tejado”. Con ello, Carlos Saura quiere dar veracidad a lo fantástico o justificar de que sueña con los sueños prestados e su paisano Buñuel.
Carlos Saura, inmortaliza y hace mito a los personajes reales de Salvador Dalí, Federico García Lorca y Luis Buñuel que se conocieron en la realidad de una España de los años 20. A diferencia de la película de 2008 “Sin límites” (Little Ashes) que obviando las licencias artísticas, pretende un recorrido por la juventud de estos tres artistas que coincidieron el la residencia de estudiantes de Madrid.
El director aragonés, cuida de las caracterizaciones y de la elección de actores que encarnaran al trío. Desde entonces, no puedo dejar de ver al gran Wyoming en el famoso retrato de Salvador Dalí que le hizo a su amigo en 1924.
Hace uso de nuevas tecnologías para ilustrar el surrealismo tanto de su maestro mentor Buñuel, como la inspirativa de un joven Dalí o la prosa convertida en flamenco de Lorca, con lo que se impregna las imágenes de algunos versos de buena música.
Si bien, el espíritu del guión prometiendo una epopéyica aventura, poco a poco se deshincha en muros de telas transparentes que ya nos mostró en “Goya en Burdeos”
HOPE
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