Pobre película de acción, que parece un telefilme, quizás un poco por encima de la media, pero francamente floja como largometraje.
Está realizada de forma plana y los diálogos son algo memos, así como partes de la acción, aunque se atisba un intento por dotar de algo de psicología al personaje de Jonathan Banks. Asimismo, James Coburn, en uno de sus últimos trabajos, lo hace bien, pero sale poco.
Es de suponer, aunque no está nada claro, que critica el hecho muy made In USA de tomarse la justicia por su mano cuando las víctimas creen que se ha menoscabado sus derechos, pero todo posee una falta de profundidad que echa p´atrás.
Bastantes persecuciones en coche, música marchosa y poco chicha y limoná para una peli olvidable según pasan los minutos.
Menos que mediocre.