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Voto de ballestaV:
9
7,7
76.900
Drama
En Ciudad de México, un fatal accidente automovilístico afecta trágicamente a tres personas. Octavio, un adolescente, decide escaparse con Susana, la esposa de su hermano; el Cofí, su perro, se convierte en el instrumento para conseguir el dinero necesario para la fuga. Al mismo tiempo, Daniel, un hombre maduro deja a su esposa y a sus hijos para irse a vivir con Valeria, una hermosa modelo. El mismo día en que celebran su nueva vida, ... [+]
29 de diciembre de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Crítica con semi-spoiler
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Y ahí estaba. Ahí estaba ese, entonces, desconocido director mexicano, de nombre Alejandro y apellido Iñárritu, para regalarnos una excelsa ópera prima; una obra sobradada de talento y llena de autenticidad, miseria y dolor, merced de un guión de calidad incuestionable y una capacidad para hechizar al espectador desde la primera imagen que aparece en pantalla. Y es que la historia de los 3 amores entrecruzados de forma trágica y casual te agarra desde el principio y no te suelta hasta los mismísimos títulos de crédito.
El primero de los amores, el de Octavio y Susana. Un amor imposible, plagado de impurezas, obstáculos y traición. Un amor por el que Octavio arriesga todo; su familia, su dinero, su dignidad, su rutina, su pellejo y su perro, “el Coffee”, el único que le corresponde su cariño. Pero sólo él cree en el mismo, sólo él lucha por conseguirlo. Y la decepción invade, porque el riesgo no ha merecido la pena. El primero de los amores, es un amor muy perro.
El segundo de los amores, el de Daniel y Valeria. Un amor ideal, cargado de ilusiones, belleza y futuro. Un amor truncado por el maldito azar, el cual le devuelve a él a esos mundos de hastío e infidelidad y la hunde a ella en un abismo impensable, junto a su perro Richie, haciendo que el sueño del pasado, simbolizado con un cartel que ya no está, se venga abajo para siempre. El segundo de los amores, ese amor también es perro.
El tercero de los amores, el de ‘El Chivo’ y Maru. Un amor derrotado, marcado por la decepción y el llanto y, a la vez, tan puro, tan auténtico. Quizás el menos caprichoso y más poderoso de los tres. Un amor entre padre e hija, en el que él intenta mantener viva esa llama, por tenue que sea, que hace tiempo apagó. Y “El Coffee” se une a su otra familia; maldito el momento. Dos perros negros que destrozaron a los suyos. El tercero de los amores, otro amor bien perro.
Pues eso, una película imborrable, llamada a formar parte de las grandes del cine mexicano y, sin duda, la mejor de la trilogía del dolor. Porque aunque es cierto que el guión, como es habitual en Iñárritu, juega abundantemente con la casualidad, aquí las historias no se cruzan de forma tan forzada, como sí lo hacía la historia japonesa de ‘Babel’, por ejemplo. Y, lo que es más importante, los tres relatos se muestran del todo interesantes, sin que ninguno desconecte al respetable, manteniendo una regularidad en la sucesión de los mismos realmente formidable, si bien es cierto que cada uno sentimos preferencia por alguno de ellos (me quedo con el de ‘Octavio y Susana’). Es por esto, por la música, perfectamente escogida, por la fotografía, que encaja perfectamente con esas crudas vivencias, por las interpretaciones, convincentes todas ellas, y por otras muchas cosas con las que no me quiero extender, por lo que sólo puedo recomendar una y otra vez ‘Amores perros’.
El primero de los amores, el de Octavio y Susana. Un amor imposible, plagado de impurezas, obstáculos y traición. Un amor por el que Octavio arriesga todo; su familia, su dinero, su dignidad, su rutina, su pellejo y su perro, “el Coffee”, el único que le corresponde su cariño. Pero sólo él cree en el mismo, sólo él lucha por conseguirlo. Y la decepción invade, porque el riesgo no ha merecido la pena. El primero de los amores, es un amor muy perro.
El segundo de los amores, el de Daniel y Valeria. Un amor ideal, cargado de ilusiones, belleza y futuro. Un amor truncado por el maldito azar, el cual le devuelve a él a esos mundos de hastío e infidelidad y la hunde a ella en un abismo impensable, junto a su perro Richie, haciendo que el sueño del pasado, simbolizado con un cartel que ya no está, se venga abajo para siempre. El segundo de los amores, ese amor también es perro.
El tercero de los amores, el de ‘El Chivo’ y Maru. Un amor derrotado, marcado por la decepción y el llanto y, a la vez, tan puro, tan auténtico. Quizás el menos caprichoso y más poderoso de los tres. Un amor entre padre e hija, en el que él intenta mantener viva esa llama, por tenue que sea, que hace tiempo apagó. Y “El Coffee” se une a su otra familia; maldito el momento. Dos perros negros que destrozaron a los suyos. El tercero de los amores, otro amor bien perro.
Pues eso, una película imborrable, llamada a formar parte de las grandes del cine mexicano y, sin duda, la mejor de la trilogía del dolor. Porque aunque es cierto que el guión, como es habitual en Iñárritu, juega abundantemente con la casualidad, aquí las historias no se cruzan de forma tan forzada, como sí lo hacía la historia japonesa de ‘Babel’, por ejemplo. Y, lo que es más importante, los tres relatos se muestran del todo interesantes, sin que ninguno desconecte al respetable, manteniendo una regularidad en la sucesión de los mismos realmente formidable, si bien es cierto que cada uno sentimos preferencia por alguno de ellos (me quedo con el de ‘Octavio y Susana’). Es por esto, por la música, perfectamente escogida, por la fotografía, que encaja perfectamente con esas crudas vivencias, por las interpretaciones, convincentes todas ellas, y por otras muchas cosas con las que no me quiero extender, por lo que sólo puedo recomendar una y otra vez ‘Amores perros’.