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España España · Barcelona
Voto de Ulher:
7
Drama. Comedia Es la historia de dos mujeres, amigas de la infancia. Las dos se casan y una tiene un bebé. Al poco tiempo, la madre enferma gravemente, le hace prometer a su amiga que cuidará del bebé y a su marido. Después de su muerte, la amiga decide ir a visitar al padre y al bebé, pero le espera una tremenda sorpresa. (FILMAFFINITY)
13 de mayo de 2015
27 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
De fácil visionado y lenta digestión. Así es el cine de François Ozon. Sus historias se siguen con interés, a golpe de inquietantes pianos, dónde cualquier revés es asimilado por muy temerario que pueda ser. Horas después es cuando ponemos el centrifugado dándonos cuenta que nada ha sido gratuito y que por la perversa mente del cineasta fluyen ríos de mala baba que desembocan en una sociedad hermética que responde al nombre de progresista. Esa hipocresía encuentra su Talón de Aquiles en la cinematografía de Ozon, en lucha constante contra el snobismo imperante.

Con "Una nueva amiga", su director afila el aguijón hacia varios blancos desvirtuando el principal. Ahí radica la falta de conexión con un filme de excelente fondo pero de formas cuestionables. Por momentos es un kamikaze dispuesto a jugársela -plausible cuanto más imprudente se vuelve-, mientras que pierde fuelle en pasajes que rozan lo bochornoso y lo cursi. Un conglomerado ya analizado en su interesante trayectoria dónde el estudio de la figura femenina constituye el paradigma. La identidad sexual, el duelo ante la pérdida, las nuevas estructuras familiares suman argumentos de peso a un guión que, en ocasiones, cuesta tomárselo en serio. Al contrario de sus protagonistas. Roman Duris y Anaïs Demoustier. Dos intérpretes que irrumpen en pantalla con un magnetismo brutal. Resulta complicado entrar en este histriónico relato si no es por la presencia de ambos.

En "Una nueva amiga" los géneros transmutan entre sí como ese juego de identidades impreso sobre el guión. No es un capricho, por tanto, que la comedia sea tan zafia. La elección de Ozon viene a certificar nuestro fútil humor ante aquel que no sigue los cánones marcados por una sociedad caduca. En el drama se desenvuelve con una rapidez inusitada. Con la elegancia del país que le ha visto crecer, es capaz de invertir la sonrisa en llano en cuestión de segundos. Sin ir más lejos, su arranque no deja de ser una declaración de intenciones en toda regla. Ese maquillaje, ese velo, ese vestido. Nada es lo que parece en el cine de Ozon. Un juego de perversiones al que ya nos tiene acostumbrados y que no deja de seguir entusiasmando. Un punto de partida prometedor, exquisito, deudor de nuestro director más internacional que conduce a un segundo tercio de subidas y bajadas emocionales, para terminar con un cierre factible pero mordaz.
Ulher
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