Media votos
5,6
Votos
689
Críticas
275
Listas
6
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Beatlespock:
7
6,6
431
Intriga. Drama
La Guerra Fría reflejada en una partida de ajedrez. En Ginebra tiene lugar un prestigioso campeonato de ajedrez que enfrenta al gran maestro Pavius Fromm con el actual campeón del mundo, Akiva Liebskird. Ambos proceden del otro lado del Telón de Acero, pero mientras que Liebskird es leal al régimen comunista de la URSS, Fromm es un destacado disidente que vive exiliado en Occidente.
1 de mayo de 2010
30 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otras películas con el ajedrez como temática principal como "La defensa Luzhin" o "Jaque al asesino" son más conocidas y permanecen mejor en la memoria colectiva, pero, en mi opinión, no dejan de ser inferiores a este drama político-deportivo "La diagonal del alfil", no "del loco" (otra cagada más traduciendo títulos en España), cuya máxima virtud es haber explotado al máximo el potencial de hechos ajedrecísticos y políticos de primer nivel reales, transformándolos en un relato con grandes dosis de suspense y tensión.
Como aficionado incondicional al ajedrez que soy, la película hace numerosos guiños a acontecimientos ajedrecísticos reales: el Match del Siglo entre Spassky y Fischer en 1972 en Reykyavik y el Campeonato Mundial de Ajedrez de 1978 entre Anatoli Karpov y Viktor Kortchnoi. Pavius Fromm (Alexandre Arbatt) es una especie de mezcla del genial Bobby Fischer y Kortchnoi, un ruso nacionalizado suizo; y Liebskind (Michel Piccoli) y su cohorte de maestros representa seguramente la facción soviética más pura que manipula a su antojo a sus ciudadanos más capaces en pro de la supremacía comunista. Recordemos el papel de Karpov frente a Kasparov en sus inolvidables duelos de los 80, inmovilismo frente a perestroika.
La trama se enreda demasiado bajo mi punto de vista en un lío tremendo de espionajes, contraespionajes y dobles agentes que es difícil de digerir, pero merece mucho la pena por la variedad de situaciones a los que se enfrentan los dos gladiadores de las 64 casillas. Los amantes del análisis de posiciones y del ajedrez táctico tendrán su momento en el filme y saborearán con fruición el arte que se les ofrecerá. Porque el ajedrez es un deporte, un arte y una ciencia, no lo olviden. Película maravillosa para los viciosos del tablero y que puede iniciar a muchos profanos.
Relación de momentos destacados en el spoiler, sobre todo dedicados a los ajedrecistas.
Como aficionado incondicional al ajedrez que soy, la película hace numerosos guiños a acontecimientos ajedrecísticos reales: el Match del Siglo entre Spassky y Fischer en 1972 en Reykyavik y el Campeonato Mundial de Ajedrez de 1978 entre Anatoli Karpov y Viktor Kortchnoi. Pavius Fromm (Alexandre Arbatt) es una especie de mezcla del genial Bobby Fischer y Kortchnoi, un ruso nacionalizado suizo; y Liebskind (Michel Piccoli) y su cohorte de maestros representa seguramente la facción soviética más pura que manipula a su antojo a sus ciudadanos más capaces en pro de la supremacía comunista. Recordemos el papel de Karpov frente a Kasparov en sus inolvidables duelos de los 80, inmovilismo frente a perestroika.
La trama se enreda demasiado bajo mi punto de vista en un lío tremendo de espionajes, contraespionajes y dobles agentes que es difícil de digerir, pero merece mucho la pena por la variedad de situaciones a los que se enfrentan los dos gladiadores de las 64 casillas. Los amantes del análisis de posiciones y del ajedrez táctico tendrán su momento en el filme y saborearán con fruición el arte que se les ofrecerá. Porque el ajedrez es un deporte, un arte y una ciencia, no lo olviden. Película maravillosa para los viciosos del tablero y que puede iniciar a muchos profanos.
Relación de momentos destacados en el spoiler, sobre todo dedicados a los ajedrecistas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
1. La negativa de Liebskind a dar la mano a Fromm. Igual que en el match Karpov-Kortchnoi de Baguío (1978), marcado por la guerra fría y la marcha del disidente Kortchnoi de Rusia.
2. Las tablas de la 1ª partida, después de una Defensa Alekhine. Realmente Liebskind las forzó y su rival debía aceptarlas, para no quedarse con peón de menos. Dudosos los comentarios posteriores de "¿por qué aceptaría las tablas? Su posición tenía fuerza".
3. La preparación de sistemas de juego y de aperturas, siempre clave para sorprender al adversario. Se mencionan la Variante Tartakower del Gambito de Dama, la Apertura Ponziani, La Defensa Francesa y La Apertura Inglesa, entre otros sistemas. Las manías de recluirse de los contendientes en el más absoluto aislamiento en mansiones fortificadas por la policía son absolutamente verídicas. Que se lo pregunten a la gente de Reykiavik con Fischer.
4. La posición de zugzwang del final de alfil malo contra caballo bueno. Un peón de más de Liebskind no puede evitar la derrota.
5. La combinación del sacrificio de dama de Liebskind para llegar a un final de piezas menores con dos peones de ventaja, uno de los mejores momentos del filme. También el mate en 7 que Fromm no ve, hipnotizado...
6. El asunto del hipnotizador Polotikin de la película pasó REALMENTE en el match Kortchnoi-Karpov de 1978 en Baguío, acompañado por sospechas numerosas (mensajes codificados a Karpov a través de yogures, por ejemplo). La protección con gafas de sol hace referencia a otra famosa anécdota entre el ex-campeón mundial Mijail Tahl y el Gran Maestro norteamericano Paul Benkö, éste último se quejaba de la mirada fija de Tahl y apareció con unas gafas enormes oscuras para jugar con él.
7. El detalle del mecanismo de las partidas aplazadas, con sus jugadas secretas, los análisis de los segundos, las propuestas de tablas psicológicas...por ende, la labor oscura pero necesaria de los equipos que tiene cada Gran Maestro, que desayunan, almuerzan y cenan ajedrez. La insignificancia que tienen las mujeres de los ajedrecistas (Caron y Ullman) en el proceso, reducidas a meros peones por el entorno.
8. La polémica por los continuos retrasos de Fromm en su llegada al escenario de juego. Esta táctica, psicológica para poner nervioso al adversario, era utilizada sistemáticamente por Bobby Fischer, de gran parecido físico a Fromm. Por cierto, hay una escena que nunca debió permitirse: la butifarra de Fromm al público, eso JAMÁS pasaría en una partida real sin sanción, y menos en una de campeonato mundial.
9. El mate a la descubierta de la última partida jugada en el escenario.
10. La partida a la ciega en el hospital que cierra la película en un honroso y gran clímax. Ambos jugadores abandonan todas las estupideces de la guerra fría y se disponen a jugar por amor al ajedrez exclusivamente. Menciono que, para los Grandes Maestros, esta modalidad de juego es sencilla,incluso los jugadores de cierta fuerza exhiben destreza en ella.
2. Las tablas de la 1ª partida, después de una Defensa Alekhine. Realmente Liebskind las forzó y su rival debía aceptarlas, para no quedarse con peón de menos. Dudosos los comentarios posteriores de "¿por qué aceptaría las tablas? Su posición tenía fuerza".
3. La preparación de sistemas de juego y de aperturas, siempre clave para sorprender al adversario. Se mencionan la Variante Tartakower del Gambito de Dama, la Apertura Ponziani, La Defensa Francesa y La Apertura Inglesa, entre otros sistemas. Las manías de recluirse de los contendientes en el más absoluto aislamiento en mansiones fortificadas por la policía son absolutamente verídicas. Que se lo pregunten a la gente de Reykiavik con Fischer.
4. La posición de zugzwang del final de alfil malo contra caballo bueno. Un peón de más de Liebskind no puede evitar la derrota.
5. La combinación del sacrificio de dama de Liebskind para llegar a un final de piezas menores con dos peones de ventaja, uno de los mejores momentos del filme. También el mate en 7 que Fromm no ve, hipnotizado...
6. El asunto del hipnotizador Polotikin de la película pasó REALMENTE en el match Kortchnoi-Karpov de 1978 en Baguío, acompañado por sospechas numerosas (mensajes codificados a Karpov a través de yogures, por ejemplo). La protección con gafas de sol hace referencia a otra famosa anécdota entre el ex-campeón mundial Mijail Tahl y el Gran Maestro norteamericano Paul Benkö, éste último se quejaba de la mirada fija de Tahl y apareció con unas gafas enormes oscuras para jugar con él.
7. El detalle del mecanismo de las partidas aplazadas, con sus jugadas secretas, los análisis de los segundos, las propuestas de tablas psicológicas...por ende, la labor oscura pero necesaria de los equipos que tiene cada Gran Maestro, que desayunan, almuerzan y cenan ajedrez. La insignificancia que tienen las mujeres de los ajedrecistas (Caron y Ullman) en el proceso, reducidas a meros peones por el entorno.
8. La polémica por los continuos retrasos de Fromm en su llegada al escenario de juego. Esta táctica, psicológica para poner nervioso al adversario, era utilizada sistemáticamente por Bobby Fischer, de gran parecido físico a Fromm. Por cierto, hay una escena que nunca debió permitirse: la butifarra de Fromm al público, eso JAMÁS pasaría en una partida real sin sanción, y menos en una de campeonato mundial.
9. El mate a la descubierta de la última partida jugada en el escenario.
10. La partida a la ciega en el hospital que cierra la película en un honroso y gran clímax. Ambos jugadores abandonan todas las estupideces de la guerra fría y se disponen a jugar por amor al ajedrez exclusivamente. Menciono que, para los Grandes Maestros, esta modalidad de juego es sencilla,incluso los jugadores de cierta fuerza exhiben destreza en ella.