Aunque el planteamiento tiene un atisbo interesante, lo cierto es que esta película apenas alcanza para pasar el rato. El desarrollo es poco interesante y en lugar de las risas saca algunos bostezos a medida que avanza. Es una pena, tanto por la buena idea, como por el cine australiano que a veces llega tan bien al corazón. Todo es completamente previsible y, lo más triste, cuando debía ajustarse los cordones de sus zapatos para acercarse a un buen desenlace, lo que hace es caerse con ellos desatados. La película, en definitiva, colapsa en un sentimentalismo que ni siquiera llega a ser motivador.
Las actuaciones, por su parte, no están del todo perdidas. Las escenas de cama y los interesantes planos fiesteros hacen que haya una congratulación tanto en la dirección como en el elenco. la historia se echa a perder, es cierto, pero es bueno descubrir el nacimiento actoral de Sarah Snook.