Regreso de Jesús Franco a una de las temáticas que más le han fascinado durante los primeros años de su carrera, la figura del "mad doctor". Inmortalizado por un siempre interesante William Berger, el austriaco, mito ya del cinemabis europeo, ofrece una sobria y fascinante interpretación como el hipnótico Doctor Orloff tomando el relevo de Howard Vernon, quien utilizará a la joven Melissa para lograr su macabro objetivo envuelto de una misteriosa venganza y logrando el inevitable baño de sangre.

Franco rescata de su propio universo al afamado doctor de "Gritos en la noche" o "Miss Muerte", acercándose más al estilo imperante en sus posterios trabajos (aunque de manera más convencional y plana) en detrimento el fabuloso mestizaje de influencias de sus primeros films. Aún así, la película seguiría la estructura argumental de aquellas, con la puesta en escena de dos tramas paralelas; una con la cadena de asesinatos en la que la pobre paralítica interpretada por Montserrat Prous servirá de verdugo siendo utilizada hipnóticamente por Orloff; en el otro lado, la inherente investigación policial, elemento clave del por entonces emergente giallo italiano, con un Edmond Purdom como el policía que verá como su incredulidad irá mermando a medida que la historia se vuelva más truculenta.

Aunque visualmente no sea tan excesiva como sus posteriores trabajdos, pero con muchas de las obsesiones de su autor, "Los ojos siniestros del doctor Orloff" tiene numerosas constantes del cine de Franco, siendo uno de los últimos episodios de la etada dorada de su carrera en lo que a logros cinematográficos se refiere.