Hay películas que sirven solamente para pasar un rato de diversión, sin proponerse desafíos intelectuales, para que luego el espectador salga del cine sin preguntarse dudas existenciales y le haya quedado la sensación de que ha visto una de esas tantas superproducciones que tardas en olvidarlas tan rápido como las has visto, pero que por lo menos te ha aportado dos horas de emoción o adrenalina.

Hay películas que sirven para emocionar, películas que se toman su tiempo en contar una historia, que se molestan en contarte el porque de las acciones de sus personajes, y que por alguna razón te tocan una tecla que te dispara las emociones hasta tenerlas a flor de piel. En este caso ese tipo de películas te hacen preguntare sobre lo que has visto, o por lo menos las llevas en el recuerdo durante toda tu vida…

HIJOS DE HOMBRES es una película mayúscula, toma lo mejor del cine comercial y te emociona. Por encima de la temática apocalíptica o de ciencia ficción nos encontramos con una historia que prima el fondo sobre una tenebrosa forma, es verdad que el espectador se podrá preguntar que haría la humanidad ante su posible extinción, o si llegáramos a ese caos como acabaríamos…Pero lo que emociona y se te queda tanto en el cerebro como en el corazón es el viaje u odisea que vive Theo (majestuoso Clive Owen), en busca de un poco de luz a ese mundo que parece estar condenado.

Alfonso Cuarón te propone un viaje tan emocionante como emotivo, tan desolador como esperanzador y ante todo un viaje increíblemente humano en un mundo de ciencia ficción

Una lección de cine que demuestra que un director que se considera autor puede alcanzar públicos mayores dejando intactos tanto su alma como sus cojones.

Si aun así os parecen pocos los motivos para ver esta cinta llena de matices, que probablemente la conviertan en la mejor película de ciencia ficción de los últimos años, o porque no, en una de las mejores películas de esta década, tenéis en Michael Caine otra razón de peso. Con los años es como el vino, mejora.